Un grupo de científicos deportivos de la Universidad de Copenhague descubrieron que durante un entreno intenso, el cuerpo produce sustancias que matan las células cancerosas; el efecto en una sola sesión es limitado, pero el efecto de un estilo de vida que incluye entrenos intensos varias veces a la semana durante un largo período de tiempo es muy considerable sobre la expectativa de vida.
El estudio publicado en la revista Breast Cancer Research and Treatment en octubre del 2016 cita que aunque los mecanismos son subyacentes, se ha sugerido que las adaptaciones al entreno en factores sistémicos pueden ser las causas mediadoras, por tanto estudiaron si las adaptaciones sistémicas a lo largo del tiempo o las respuestas agudas al entreno intenso en supervivientes al cáncer (como el cáncer de mama) podría regular la viabilidad celular del cáncer de mama in vitro.
El primer ensayo fue desarrollado por los investigadores que realizaron experimentos con muestras de sangre tomadas de mujeres que estaban siendo tratadas por cáncer de mama. Las mujeres hicieron una sesión de entreno intenso que incluyó ejercicios de fuerza y cardio una vez a la semana durante un período de seis meses; antes de comenzar el período de entreno y unos días después de la última sesión al final de los seis meses, los investigadores tomaron muestras de sangre de las mujeres.
Al final de ese período (a los seis meses) se añadieron células de cáncer de mama sensible al estradiol (MCF-7) y células de cáncer de mama sensibles a las hormonas (MDA-MB-231) a las muestras de sangre; en este escenario, las células crecieron igualmente en ambas muestras de sangre.
El segundo ensayo se hizo con un grupo de mujeres que desarrollaron el entreno intenso bajo supervisión, haciendo ejercicios de fuerza y cardio en una sola sesión; en este caso se tomaron muestras de sangre en el pre y pos-entreno, para posteriormente añadírseles células MCF-7 y MDA-MB-231 al final de dicha sesión. En este caso, la supervivencia de ambos tipos de células cancerosas disminuyó; las concentraciones de adrenalina, noradrenalina e interleuquina-6 (Il-6) fueron mucho mayores en la sangre justo al terminar el entreno. Además, también observaron que las concentraciones de interleucina-8 (IL-8) y TNF-alfa también fueron mayores.
La adrenalina y la noradrenalina son “hormonas pep”; por otro lado, los factores Il-6, Il-8 y TNF-alfa son inflamatorios. Definitivamente, no es saludable que los factores inflamatorios circulen continuamente en el cuerpo, pero los picos temporales ayudan al sistema inmunológico a reparar el tejido dañado, a atacar los patógenos y a matar las células pre-cancerosas o cancerosas.
La conclusión sorpresiva es que se presenta datos de la “vida real” de rehabilitación clínica, demostrando que los cambios sistémicos que ocurren inmediatamente durante el entreno intenso de 2 horas, tienen efectos inhibitorios sobre la viabilidad del cáncer de mama (incluso potencialmente en otros tipos de cánceres).
Contrariamente, las adaptaciones sistémicas a los 6 meses de entreno intenso no se tradujeron en un mejor control del cáncer de mama; con esto en la mesa científica, se propone que los cambios transitorios agudos en los factores tumorales durante cada entreno intenso es una prueba irrefutable que existe un vínculo muy fuerte con la prevención del cáncer, o la reducción de las posibilidades de adquirir cánceres como el cáncer de mama.
En consecuencia, la investigación futura debe centrarse en la caracterización detallada de estos cambios sistémicos que se producen durante el entreno intenso, con el objetivo de identificar potenciales beneficios inducidos por el ejercicio sobre factores anti-oncogénicos y establecer como están regulados por diferentes modos de ejercicio para evitar las enfermedades más comunes desde un simple resfriado hasta las formas más agresivas de cáncer.
Fuente
- Breast Cancer Research and Treatment: Exercise regulates breast cancer cell viability: systemic training adaptations versus acute exercise responses