Más allá de los músculos, ¿la creatina es pro-inmunológica?
Las personas mayores también usan creatina para prevenir la sarcopenia y, en consecuencia, pueden tener beneficios terapéuticos para las enfermedades de desgaste muscular, pero cuando se trata de sistema inmunológico, ¿qué pasa?.
Aunque el efecto de la creatina en el sistema musculo-esquelético se ha estudiado mucho, se ha prestado menos atención a sus posibles efectos en otros sistemas fisiológicos. Debido a que hay un grupo significativo de creatina en el cerebro, la utilidad de sus activos se ha examinado in vitro e in vivo tanto en modelos animales de trastornos neurológicos como en humanos.
Si bien los datos son preliminares, hay pruebas que pueden identificar las personas con ciertas afecciones neurológicas que pueden beneficiarse de la suplementación exógena de creatina si se pueden modificar los protocolos de tratamiento.
La creatina sobre el sistema inmunológico
Un pequeño número de estudios que han examinado el impacto de la creatina en el sistema inmunológico ha detectado una alteración en la producción de mediadores solubles y la expresión de moléculas involucradas en el reconocimiento de infecciones, específicamente receptores tipo Toll.
Sin embargo, se necesitan investigaciones futuras que evalúen el impacto total de la suplementación con creatina para comprender mejor los beneficios y los riesgos de su uso en personas adultas y ancianos, especialmente dado que cada vez hay más evidencia de que la creatina puede tener un impacto regulatorio en el sistema inmunológico.
Producida naturalmente por el cuerpo a partir de los aminoácidos L-arginina, glicina y L-metionina (principalmente en los riñones y el hígado), la creatina se metaboliza en fosfocreatina (PCr) y es utilizada por el cerebro, el corazón y los músculos esqueléticos.
La evidencia de estudios aislados indica que la creatina tiene un beneficio neuroprotector, pero como este beneficio no es conocido por el público, investigadores de la Universidad de Nebraska han llevado a cabo una revisión de la literatura existente para examinar su potencial como suplemento para modular enfermedades, así como para discutir posibles mecanismos de su acción neuroprotectora o inmunomoduladora.
Sus resultados, que fueron publicados en la revista International Immunopharmacology en 2015 y replicados en nuevos resúmenes científicos citan que la suplementación con creatina oral promovió «efectos neuroprotectores en diversas afecciones neurológicas, incluyendo lesiones cerebrales traumáticas, enfermedad de Huntington y Parkinson». Entre otras afecciones neurológicas analizadas ampliamente, el estudio de revisión también examinó las propiedades antiinflamatorias y antioxidantes de la creatina, así como sus posibles beneficios para el sistema inmunológico.
Los aspectos destacados del estudio de revisión fueron:
- En roedores, la creatina aumenta la hiperreactividad de las vías respiratorias.
- La producción de mediadores solubles, como los IL-4, IL-5 e IL-6, se ve alterada por la presencia de creatina en la sangre, así como la expresión de ICAM-1, E-selectina y TLR se ve afectada por la exposición al suplemento.
Los investigadores también exponen su parecer, sobre que una dosis inadecuada de creatina puede explicar el fracaso de un ensayo clínico previo en humanos, pues hay tendencias científicas que citan que la creatina en ciertas instancias podría ser ineficiente tanto para tratar personas con problemas respiratorios o incluso no recomendable para este período.
Sin embargo, la creatina, el ácido orgánico que tomamos, sirve como una batería molecular para las células inmunes, pues impulsa el almacenamiento y la distribución de energía lo que sirve para luchar contra enfermedades como el cáncer, según muchas investigaciones como las hechas por la UCLA y otros centros de investigación.
Fuente
- International Immunopharmacology: Beyond muscles: The untapped potential of creatine.
- Journal of Experimental Medicine – 2019: Creatine uptake regulates CD8 T cell antitumor immunity