Las dos grasas que aumentan la testosterona
Hay un hecho básico e irrefutable de la fisiología humana relacionado con las grasas y la testosterona; por supuesto, si comes grasa de ballena durante todo el día, o el equivalente de grasa en calorías, pronto serás tan obeso que te contrarrestarás todos los efectos positivos del aumento de la testosterona. La grasa corporal es el principal depósito de la aromatasa, la enzima que convierte la testosterona en estrógeno; recuerda la ecuación, mucha grasa corporal = mucha aromatasa y mucha aromatasa = no mucha testosterona.
Claramente no puedes comer grasa como un animal, porque la grasa que consume debe ser elegida sabiamente, puesto que algunas grasas aumentan la testosterona mucho más que otras. Este punto fue de interés para los científicos del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de La Plata en Argentina, que probaron los efectos de cuatro grasas dietéticas en ratas macho.
A las ratas se les dio aceite de soja, aceite de oliva, aceite de coco o aceite de semilla de uva (mezclado con su alimento) durante 60 días; el objetivo de este estudio fue examinar la influencia de la grasa dietética sobre la composición lipídica, así como sobre la función esteroidogénica de las células intersticiales aisladas de ratas Wistar que habían sido alimentadas con dietas semi-sintéticas conteniendo cuatro aceites comerciales diferentes (soja S, oliva O, coco C y semilla de uva G).
Las actividades de enzimas esteroidogénicas, la composición lipídica y la producción de andrógenos se midieron en células intersticiales testiculares. El análisis lipídico incluyó la medición del contenido de las subclases lipídicas principales (lípidos neutros, lípidos polares, colesterol libre y esterificado), así como composiciones de acilo graso lipídico polar y neutro principal.
Se observaron diferencias significativas en la composición lipídica entre los grupos, la mayoría reflejando la composición específica de acilo graso de la dieta probada; la concentración de testosterona fue mayor en los grupos O y C en comparación con S o G.
- De acuerdo con esta observación, la actividad de ambas enzimas clave involucradas en la biosíntesis de testosterona (3-beta-HSD y 17-beta-HSD) fue mayor en esos grupos con diferencias significativas entre ellos (O> C).
- Se encontró una correlación negativa significativa entre la producción de testosterona celular y el contenido de éster de colesterol celular. Además, la concentración de testosterona se correlacionó directamente con los niveles de colesterol.
Concluimos que los aceites dietéticos modificaron cualitativa y cuantitativamente la composición lipídica de las células intersticiales, produciendo un efecto regulador directo o indirecto sobre la función esteroidogénica testicular.
En fin, los resultados mostraron que el aceite de oliva y el aceite de coco llevaron a una mayor producción de testosterona en las ratas, junto con los testículos más pesados, mientras que el aceite de soja y el aceite de semilla de uva no aumentaron significativamente la testosterona.
Este mecanismo funciona porque las células de Leydig en los testículos convierten el colesterol en testosterona y comer en forma frecuente aceite de coco o aceite de oliva ayuda a las células de Leydig a absorber más colesterol. Además, el aceite de oliva y el aceite de coco aumentan la actividad de una enzima que participa en la producción de testosterona, pero ¿ qué significa esto para un plan de entreno ?
Si eres un atleta que quiere aumentar los niveles de testosterona, haz que el aceite de coco o el aceite de oliva sea tu principal fuente de grasa. Cocina con cualquiera de estos aceites, o agrégalos a sus batidos de proteína, o rocía aceite de oliva sobre tus verduras cocidas o consúmelo en tus snacks entre comidas; incluso puedes añadir aceite de coco a tu café o a alguna infusión entre comidas, lo que te ayudará a controlar el apetito.