La hormona inhibidora del apetito también controla las emociones
Los científicos creen que es necesario entender la forma como el proceso fisiológico y cerebral interactúan estableciendo patrones de alimentación
La leptina, uno de las principales hormonas responsables por la reducción del apetito y aumento de la sensación de saciedad, también controla las emociones cerebrales, de acuerdo con investigadores británicos. El estudio fue publicado en la revista Science. Un equipo de la Universidad de Cambridge descubrió que las propiedades agradables de los alimentos tienen un fuerte impacto en las mismas regiones claves del cerebro responsables por las emociones y los deseos despertados por la comida.
El entendimiento de esos procesos es un paso clave en la prevención y tratamiento de la obesidad, dijo una de las jefas de la investigación, Sadaf Farooqi. Según ella, el descubrimiento de que el aprecio por la comida es conducida por factores biológicos debe estimular una actitud más condescendiente en personas con problemas de peso.
Esos factores hacen que las personas se sientan atraídas por determinadas comidas, aunque no estén teniendo apetito.
El cerebro
Con el apoyo de imágenes de resonancia magnética, los autores del estudio verificaron como determinadas áreas del cerebro responden a fotos de comida en pacientes con falta de leptina. Ya había sido establecido que estas áreas estaban vinculadas a las emociones de placer y deseo.
Cuando los pacientes recibieron leptina, la respuesta a las fotos de comida verificadas en esas áreas se mostró reducida. Una de las áreas estudiadas, conocida como nucleus accumbens, presentó una respuesta más fuerte a las fotos de alimentos considerados más apetitosos. Por ejemplo, su actividad fue más intensa delante de una foto de pastel de chocolate que la de brócoli.
En voluntarios saludables, la activación del nucleus accumbens por alimentos apetitosos sólo ocurrió cuando la persona tenía apetito, después de pasar un tiempo en ayuno. Pero en personas con deficiencia de leptina, el nucleus accumbens presentó la misma respuesta en relación a alimentos apetitosos en situaciones de apetito en comparación con los casos en que los pacientes habían acabado de comer.
Después de recibir leptina, la respuesta de los pacientes se normalizó, en un modo que el nucleus accumbens fue activado predominantemente por alimentos apetecibles por ellos solamente cuando habían quedado en un largo periodo sin comer nada y sentían apetito.
El apetito influencia en que y cuanto una persona come, pero no es el único factor determinante en sus hábitos alimenticios. Comer es una experiencia agradable y el sabor de la comida desempeña un gran papel y puede llevar al consumo excesivo de un alimento cuando se anulan las indicaciones biológicas que gobiernan el apetito y la saciedad, de acuerdo con los investigadores.
Entender el comportamiento alimenticio implica tener en cuenta factores fisiológicos y rutas hormonales; también los procesos cerebrales evocados por la visión, olor, gusto o el propio pensamiento en la comida.