La betaína obliga a las células grasas a comerse a sí mismas
Un estudio desarrollado con animales que los investigadores de la Universidad Agrícola de Sichuan publicaron en la revista Nutrients al inicio del año cita que la betaína le permite al cuerpo acumular más masa corporal magra mientras inhibe el crecimiento de células grasas. Esto sucede cuando el cuerpo recibe más energía de la que quema, pero también cuando la ingesta calórica y la combustión están perfectamente coordinadas.
Los investigadores experimentaron con diferentes grupos de ratones; algunos grupos fueron alimentados con grasa extra, mientras otros grupos recibieron alimentación estándar. Algunos grupos recibieron betaína a través del agua potable, otros no; el equivalente humano de la dosis utilizada por los investigadores fue de 10 a 15 gramos de betaína por día, superando los 2-3 gramos que la mayoría de los fabricantes de suplementos recomiendan.
No sabemos si 10 gramos de betaína por día son dañinos, pero el efecto secundario de altas dosis es un aumento en la producción de ácido estomacal; aunque esto está aún en una etapa de desarrollo podría dilucidar algunos aspectos de la betaína, que además fortalece el sistema músculo-articular, reduciendo la homocisterína y estimulando la producción de creatina en los músculos.
En el estudio, los ratones que fueron engordados (grupo HFD) se volvieron más gordos que los ratones que recibieron alimentación normal (grupo NCW). En los ratones que recibieron alimentación normal, la suplementación con betaína tuvo un efecto adelgazante, mientras que en ratones que obtuvieron más energía en su comida de la que quemaron, también pasó lo mismo; parece que la betaína hizo que los animales usaran el exceso de energía para aumentar su masa corporal magra en lugar de su masa grasa, lo que resultó sorprendente.
Además, en los animales que fueron engordados, la betaína mantuvo bajas la concentración de triglicéridos y el colesterol LDL, que son indicadores del nivel de salud y de sobrepeso para la población humana. Para testar sus experimentos, el laboratorio y en otro escenario, cuando los investigadores experimentaron con células de grasa 3T3-L1 in vitro, observaron que la betaína inhibía su crecimiento.
La betaína aumentó la actividad de las enzimas de crecimiento ciclina-D y ciclina-E, y activó los genes inhibidores del crecimiento P53 y P21; los dos últimos genes también inhiben el crecimiento de las células cancerosas, y estimulan la producción de mitocondrias en numerosos tipos de células. En este experimento de laboratorio, en las células de grasa, la betaína redujo la actividad de las enzimas que almacenan calorías en forma de grasa, mientras en las células de grasa, la actividad de las enzimas que queman grasa, sin embargo, subió.
La betaína se vuelve, por lo tanto, un poderoso agente quemagrasas, al igual que la curcumina y el té verde; si bien las altas dosis de betaína son perjudiciales, combinar y usar estos compuestos de forma sinérgica podría dar sus frutos en poco tiempo. En conclusión, el presente estudio demostró que la betaína no solo inhibía significativamente la proliferación y diferenciación de los adipocitos 3T3-L1 in vitro, sino que también suprimía notablemente la acumulación de tejidos adiposos blancos in vivo
Después de la administración de suplementos de betaína, los ratones alimentados con dietas altas en grasas mostraron una disminución significativa en los niveles plasmáticos de lípidos y lipoproteínas, como los triglicéridos y el LDL, encontrándose que la expresión reducida de algunos genes promovía la síntesis de lípidos en el tejido adiposo blanco de ratones alimentados con dieta rica en grasas.
En este caso, la suplementación con betaína en la dieta puede considerarse como un posible enfoque terapéutico para la obesidad y la hiperglucemia, así como un coadjuvante para los días de entreno intenso, lo cual fue demostrado en otros estudios.