El reloj biológico manda y el cuerpo obedece
El cuerpo aprende a adaptarse mejor a su propio horario
Algunas personas adoran realizar sus actividades deportivas a las 6 hs de la mañana, porque sienten que les da energía para el resto del día, sim embargo otros no consideran siquiera la hipótesis de sudar antes del mediodía, prefiriendo un entrenamiento al final de la tarde, pero el paradigma se instala porque la respues de si existe alguna hora del día para entrenar, independiente del tipo de actividad es «depende».
Los ritmos circadianos
El humano responde a los ciclos del sol, de la luna y de las estaciones a través de su reloj biológico, que comandan los ritmos circadianos; muestro cuerpo posee más de 100 y cada ciclo de éstos, dura 24 horas e influencia una función de nuestro cuerpo, como la temperatura, la motivación, el apetito, el balance hídrico, los niveles hormonales, el ritmo cardíaco, la presión arterial e incluso la sensibilidad al dolor.
El ritmo circadiano mantiene el cuerpo en alerta durante las horas de claridad y lo ayuda a relajarse a la noche; e inclusive es capaz de despertarnos por la mañana cuando nos olvidamos de conectar la alarma.
Este reloj biológico se localiza en una porción del cerebro llamada hipotálamo, que conecta los fotorreceptores que sincronizan el reloj interno con la luminosidad/oscuridad, a través de la síntesis de melatonina que es una hormona que nos hace dormir.
La producción de melatonina disminuye durante el día manteniéndonos alertas y aumenta a la noche, lo que permite la sincronización armoniosa al ambiente exterior, pero el reloj biológico también puede ser regulado por el ejercicio físico.
La mejor hora para entrenar
El ritmo circadiano de la temperatura corporal es el que parece tener mayor influencia en la calidad del entrenamiento, porque cuanto mayor es la temperatura corporal (dentro de los parámetros de la normalidad), mayor es la probabilidad de desarrollar un buen entrenamiento.
- Los músculos están más calentados,
- Las juntas más flexibles,
- La sensación de esfuerzo es más pequeño,
- La sensibilidad al dolor más pequeño,
- El tiempo de reacción más rápido,
- La frecuencia cardíaca y la presión arterial más pequeñas.
Quién despierta habitualmente a las 8 hs de la mañana, tiene su temperatura corporal máxima diaria alrededor de las 20 hs, correspondiendo a su rendimiento de pico, así se percibe porque el ciclo biológico humano en la mayoría de las personas favorece las actividades físicas al final tarde.
Desconectar el despertador y volver a dormir en vez de salir para entrenar es tal vez la opción más acertada para quien tiene dificultad en entrenar en las primeras horas del día, porque forzar un hábito sin que el cuerpo pueda responder de forma adecuada puede ser no productivo en el aspecto físico, además de psicológicamente desgastante.
De mañana, la percepción de la mayoría de las personas en relación a los ejercicios está alterada; según algunos trabajos, mientras más pronto es realizada la actividad física, mayor es la sensación de esfuerzo para realizarla.
- En el caso de las personas matutinas por naturaleza, lo que acontece es que su organismo tiene una activación endócrina y cardiovascular más precoz en el día, pero para entrenar de mañana, se requiere de un calentamiento más prolongado, porque la temperatura corporal es más baja.
- Otro tema interesante, es saber que aunque existan modificaciones fisiológicas de madrugada que son potenciadores de riesgos cardiovasculares, de la presión arterial, o de la frecuencia cardíaca; la creencia de que entrenar al despertar puede crear episodios cardíacos es infundada.
En realidad no se necesita de un especialista para prescribir cual es la hora en que el organismo se siente mejor para el ejercicio físico, porque basta entrenar algunas semanas de mañana y otras semanas por la siesta y finalmente al atardecer para percibir cual periodo es mejor y cual es más confortable para el organismo.
Es importante que el estilo de vida, la disponibilidad del horario y el confort se unan para hacer del entrenamiento un hábito, combinando las comidas con inteligencia sin correr el riesgo de tener una congestión, ya que la sangre que irá a los músculos, se podría quedar en el tubo digestivo.