El mundo de los perfeccionistas
Una especie de esclavitud que puede ser la enemiga mortal de la frustración
Los científicos definen a la persona perfeccionista como aquella que se esfuerza en mejorar el éxito de su objetivo siguiendo un patrón ideal; estas personas tienden a dar una importancia exagerada a todo y nunca se sienten satisfechas perdiendo más tiempo de lo necesario en pequeñas actividades aunque siempre se quedan con la sensación de que podrían haber hecho las cosas aún mejor tanto en el trabajo, el estudio o el entrenamiento.
La mayoría de las veces consiguen su objetivo, sin embargo la energía y el tiempo gastado para alcanzar estas metas son sofocantes; son detallistas, meticulosos y caprichosos frente a lo que desean conseguir; el problema es que cuando alguna cosa fracasa surge la frustación que es el sentimiento que no toleran y que los hace caer en una crisis de tristeza, agresividad y culpa.
El perfeccionismo puede ser definido por un síndrome depresivo derivado de las frustaciones y de los fracasos que descompensan; el perfeccionista presenta una formación rígida que lo impide de adaptarse a diferentes situaciones, pero el problema está en la personalidad del perfeccionista y puede ser confundido con el trastorno obsesivo-compulsivo y recibir un tratamiento erróneo.
- Sin embargo la gran diferencia entre ellos es que el obsesivo-compulsivo tiene una idea que considera absurda, irracional y que genera tensión realizando como un ritual que es acompañada de una conducta compulsiva.
- La obsesión deja sin ganas a la persona, mientras que el perfeccionista intenta realizar el trabajo siempre de la mejor manera posible, y nunca queda satisfecho con el resultado.
Los tipos de perfección
Una psicóloga americana llamada Mónica Ramirez Brasco en su libro «Nunca es suficientemente bueno, libérate de la cadena del perfeccionismo» identifica dos tipos de perfeccionistas:
- Los introspectivos que tienen poca autoestima y confianza porque siente que cualquier error será terrible y que errando no contarían con la aprobación de los otros, nunca están satisfechos con si mismos.
- Los extropectivos que no tienen baja autoestima, sin embargo no confían en las habilidades o capacidades del resto de las personas y por ello no consiguen delegar las tareas en el trabajo, en el estudio o en los deportes colectivos, exigiendo de las personas la perfección que ellos buscan en sí mismos.
El perfeccionista espera que todos los de alrededor sean perfectos y se incomoda cuando no consigue aplicar a los otros sus reglas de disciplina; las personas de su convivencia no conocen sus expectativas, lo que genera tensión con su familia, amigos y compañeros, además de un gran sentimiento de rabia.
La solución está en cada uno
La clave está en entender que no es posible obligar otras personas a tener actitudes perfeccionistas; entonces el camino es cambiar de conducta dando prioridades a las actividades y sin llegar a un modo extremadamente perfecto ya que se puede perder el tiempo del objetivo principal de las acciones.
Se debe aprender a dar un cierto realismo a las consecuencias de lo que acontecerá si no se termina el plan diario incluido el entrenamiento; de esta forma se podrá conocer la realidad de todos los aspectos de su vida y crecer como persona o como atleta que visa sus metas en una competencia o para construir un físico estupendo.