Control de carga en el entrenamiento a través de la VFC
La variabilidad de la frequencia cardiaca constituye una valiosa herramienta de monitorización fisiológica de los atletas
El concepto de homeostasis se relaciona con la manutención del organismo a un estado de equilibrio dinámico, dependiente de la regulación interna por múltiples mecanismos de ajuste fisiológico los cuales deben funcionar en plena interacción con las demandas impuestas por el medio ambiente y por la actividad física. Se sabe que el ejercicio intenso constituye un importante agente motivador de la fractura de la homeostasis. Durante la actividad física, diferentes sistemas regulatorios son reclutados teniendo como objetivos el reajuste del organismo a un nivel superior de acondicionamiento compatible con el aumento de la demanda metabólica y del trabajo corporal.
A lo largo del entrenamiento, el ejercicio promueve destacables alteraciones en la regulación cardiovascular por el Sistema Nervioso Autonómo (SNA) a través del aumento de la actividad simpática y reducción de la actividad parasimpática y elevación de la frequencia cardiaca, del débito cardiaco y de la presión arterial sistólica.
El análisis de la variabilidad de la frequencia cardiaca (VFC) consiste en un método no-invasivo para la evaluación de la regulación de la frequencia cardiaca por el (SNA). En el dominio de la frequencia, el análisis de la VFC (análisis espectral) fue primeramente descripto por un grupo de investigadores en 1981, en un estudio en el cual los autores habían utilizado bloqueos autonómicos selectivos, esperando a la interpretación fisiológica de los diferentes componentes de frequencia extraídos de la señal compleja de la misma. Actualmente se sabe que el análisis espectral de la VFC consiste en una potente herramienta capaz de cuantificar selectivamente, la modulación de la actividad cardiaca por las divisiones simpática y parasimpática del SNA, así como la interacción entre ellas.
El VFC en el entrenamiento
En el deporte de alto rendimiento, el análisis de la VFC permite el definir el nivel de estrés neurocardiovascular inducido por el entrenamiento crónico, lo que es de gran utilidad para el control de cargas individuales de entrenamiento a lo largo de una temporada. Tal control permite la detección de eventuales estados de sobre-entrenamiento o sobre-esfuerzo. Se sabe que el sobre-entrenamiento es acompañado de significativo deterioro en el desempeño atlético y el acompanãmiento de la VFC es de gran utilidad para un fino ajuste de la carga del ejercicio a lo largo de un ciclo o temporada tanto de atletas o culturistas.
Diversos estudios comparaban a individuos sedentarios con atletas, describiendo el aumento del componente parasimpático de la VFC de reposo en atletas, lo que indica que el aumento en el tono parasimpático se presenta como una respuesta adaptativa al entrenamiento. En el año 2003 un estudio (Sendelides) con jugadores de fútbol, demostraron la correlación positiva entre los niveles de VFC y la capacidad aeróbica de los atletas.
Sin embargo, varios trabajos están apuntando un patrón de comportamiento inverso de la VFC en atletas que se encuentran en condición de sobre-esfuerzo o sobre-entrenamiento. Estos individuos generalmente presentan un desvío en el balance autónomo cardiaco, con reducción del componente parasimpático y predominio de la actividad simpática Así, se evidencia que la retroalimentación neurocardiovascular no presenta un patrón de respuesta lineal al entrenamiento y así, el análisis de VFC esencialmente cuando conducida de manera longitudinal constituye una valiosa herramienta de monitorización fisiológica de los atletas, siendo también perfectamente aplicable para los no-atletas. En ese sentido, fue demostrado en un trabajo reciente que la prescripción individualizada de las intensidades, cuando realizada con base en los niveles diarios de VFC de reposo pre-entrenamiento, fue capaz de conducir a la optimización de las respuestas adaptativas del entrenamiento sobre la capacidad aeróbica.