Quemando más calorías durmiendo mejor
El sueño definitivamente es el factor clave para ser felices durante la vida
Una investigación holandesa de la Radboud University Nijmegen Medical Centre cita que los hombres jóvenes entre los 20 a 30 años que tienen un buen sueño, consumen más energía durante el día; lo contrastable es que esto no se relaciona a los hombres muy adultos porque hay otros factores en juego, pero lo importante aquí fue verificar que el sueño es el factor de estilo de vida más subestimado actualmente.
Una gran parte de la población piensa que el entrenamiento o la dieta son más importantes, pero el sueño intenso, significa más testosterona, poseer un sistema inmunológico más fuerte, una mejor resistencia, un nivel de concentración mayor, menos grasa, más músculo y una vida más larga; por tanto el interés de todos debe enfocarse en mejorar y aumentar la cantidad como calidad del sueño.
Al igual que el ejercicio, los holandeses, que buscaban en realidad una relación entre la condición física y el sueño, tropezaron con el ejercicio como un factor que mejora el sueño cuando compararon como se comportaban al dormir 12 hombres más jóvenes con edad promedio de 27 años, y 21 hombres mayores cuya edad promedio era de 69.
- El ejercicio no fue un factor que afectaba la calidad del sueño.
- Sin embargo, entre los jóvenes, al menos, el gasto energético diario total se correlacionó con la eficiencia del sueño (el porcentaje de tiempo en la cama dormidos).
- Se concluyó que los jóvenes gastan más energía, cuanto más profundo es el sueño por las noches.
El aumento del gasto energético diario agota las reservas de energía, lo que conduce a una restauración de la energía más grande durante el sueño, que en consecuencia se asocia con una mayor eficiencia del sueño; esta es una teoría que los investigadores holandeses presentaron citando que la alta actividad catabólica durante el ejercicio se asocia con un mayor gasto energético, lo que conduce a la actividad anabólica elevada durante el sueño, que es otra teoría.
La mayor actividad anabólica no solo promueve el uso de energía para la restauración de los tejidos, sino que también mejora la eficiencia del sueño; esta última teoría puede explicar por qué el mecanismo no funciona para los más adultos, ya que cuanto más vieja es una persona, hay una menos inducción de que el cuerpo esté en actividad anabólica.