Practicando el placer de la vida
Combatir el estrés manipulando los mecanismos metabólicos es una razón para ser felices pero también induce a una mejor salud
El estrés crónico contribuye a casi todos los problemas de salud, desde insomnios y ansiedad hasta a la obesidad y enfermedades cardíacas, es por ello que los científicos han dedicado una gran cantidad de atención para intentar comprender los mecanismos de la respuesta de «lucha o fuga” ya que sabemos que cuando somos confrontados con el estrés, ocurre una cascada de cambios fisiológicos desencadenados por la estimulación del sistema nervioso simpático, aumentando el flujo sanguíneo hacia los músculos, pulmones y otras áreas necesarias para movilizarnos y disminuyendo el flujo en áreas como el sistema digestivo y reproductivo, que no son necesarios para la supervivencia inmediata.
En el organismo son liberadas hormonas como la adrenalina, para hacernos más fuertes y más rápidos, y es liberado combustible extra (glucosa) a partir del hígado para que pueda ser rápidamente utilizado como energía.
Pero hay otra respuesta del sistema nervioso que es tan importante como la respuesta de «lucha o fuga» para nuestra supervivencia que es muchas veces ignorada en la literatura científica y en artículos importantes sobre el estrés.
- Nosotros no estamos sólo configurados para lidar con el estrés y los desafíos; también lo estamos para disfrutar de la vida, para relajarnos, para convivir y recuperarnos.
- Este es el estado parasimpático, muchas veces referido como la respuesta “descanso y digestión” que tiene efectos bioquímicos opuestos sobre nuestro cuerpo de la reacción de «lucha o fuga”, en donde los latidos cardiacos y respiración se reducn, nuestra presión arterial disminuye, el flujo sanguíneo aumenta en la región del tracto digestivo, en nuestra piel y en los órganos reprodutivos, y el nivel de nuestras hormonas del estrés decaen.
No fuimos creados para lidiar con el estrés crónico
Tanto la reacción de «lucha o fuga«, como la de “tranquilidad” son esenciales a la vida; tenemos la capacidad para enfrentar los desafíos y movilizar nuestros recursos físicos y mentales para tomar medidas, pero también tenemos la necesidad de digerir los alimentos, reabastecer nuestras reservas y recuperarnos.
En los periodos del Paleolítico, es probable que estos diferentes sistemas, existían en un estado de relativo equilibrio; imaginando un día relajado, en la mayor parte del tiempo, interactuando con los otros, recogiendo alimentos o fabricando abrigos; y eso podría ser interceptado por un evento estresante agudo como una cacería o un encuentro con un predador; pero que probablemente sería seguido nuevamente por más tiempo de “tranquilidad”, tales como reunirse en torno a una hoguera o compartir una gran comida el día de caza.
Los seres humanos están adaptados a este tipo de equilibrio entre la presión y la tranquilad, el estrés y la relajación, estimulación simpática vs parasimpática.
Pero hoy las cosas son diferentes;
La reacción de «lucha o fuga» ya no es generalmente una situación temporal, como alejar un peligro físico inmediato o vincularse en una cacería; o sea, algo temporal, que pasa rápidamente. En vez de esto, es una reacción casi continua a las exigencias excesivas colocadas en nosotros por la vida moderna; preocuparse por el pago de los impuestos, ver el informativo, perder una promoción en el trabajo, quedarse bloqueado en el tráfico… y aunque estas situaciones no amenacen literalmente nuestra supervivencia, el cuerpo reacciona como si fuera una amenaza seria.
El problema es que el estrés crónico nos impacta de la misma forma que el estrés agudo; tenemos la misma respuesta fisiológica exacta, solo que en más pequeño grado; nuestra frecuencia cardiaca aumenta, así como la presión arterial, liberamos hormonas del estrés y el flujo sanguíneo es restringido en el aparato digestivo y órganos reprodutivos, entonces es lógico pensar que enfermedades como el síndrome del intestino irritable y la infertilidade se hayan hecho una epidemia…
En los tiempos de hoy, la reacción de «lucha o fuga» dejó simplemente de ser una movilización aguda de los recursos agudos de nuestro cuerpo convertirse en nuestro estado normalizado fisiológico, estando siempre pendiente a entrar a un estado de estrés crónico que desregula y perjudica de forma seria nuestros cuerpos.
El placer es el antídoto al estrés crónico
En su libro «Feeling Good Is Good Sea You», los investigadores Carl J. Charnetski y Francis X. Brennan se propusieron a volver a revisar las evidencias emergentes de que el placer puede estimular el sistema inmunológico y prolongar nuestras vidas, según los autores:
- En cualquier forma, el estrés es la antítesis del placer; altera los nervios, manipula toda una serie de hormonas del cuerpo, eleva la presión arterial, y aumenta el ritmo cardiaco… y también debilita la capacidad del sistema inmunológico de resistir a las enfermedades.
- Si el estrés es la antítesis del placer, entonces el placer es la antítesis del estrés; por lo tanto, la mejor manera de combatir el estrés es con placer.
Nuestros organismos segregan sustancias químicas llamadas endorfinas cuando experimentamos placer; una investigación con animales, reveló, por ejemplo, que los niveles de endorfinas se elevan hasta 86 veces después de que los animales experimentan orgasmos múltiples; pero también son liberadas endorfinas, aunque en niveles inferiores, durante la realización de actividades diarias más comunes, como jugar con una mascota, ver una comedia, oír una música agradable, visitar un lugar favorito o convivir con los familiares queridos.
Las sustancias químicas que son liberadas cuando sentimos placer, neutralizan las hormonas del estrés y mejoran la disposición mental; ellas también:
- Mejoran la función inmunológica a través de la producción de un péptido anti-bacteriano.
- Potencia el instinto asesino y habilidades de las diversas componentes del sistema inmunológico, incluyendo células B, linfocitos T, células NK, e inmunoglubolinas.
- Apoya a ciertas células del sistema inmunológico a segregar sus propias endorfinas, como forma de mejorar su capacidad de combatir las enfermedades.
El estado persistente de estrés crónico en nuestras vidas hace que los efectos de contra-balanceamento del placer se hagan aún más importantes; especialmente cuando se lidie con una enfermedad crónica o dolor, los cuales son agentes estresantes para el organismo.
La idea no es solo distraerse, ya que la distracción es dar atención a nosotros mismos y nuestras vidas, pero el placer es lo opuesto; ya que cuando se experimenta placer seactiva nuestro sistema de «tranquilad«; la distracción no.
- Por ejemplo, ver televisión y navegar en la net son generalmente distracciones que desvían nuestra atención de nuestra propia experiencia.
- Pero, recibir un masaje, oír una música preferida, jugar con la mascota o caminar descalzo en la playa son actividades placenteras que nos permiten formar una conexión más profunda con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea.
Aunque podamos estar siendo demasiado simplistas con la idea de que el estrés causa enfermedades y el placer puede impedirlas, atribuimos la evidencia que para nuestros pensamientos; las creencias, emociones y comportamientos son capaces de inducir las mismas alteraciones fisiológicas en nuestros organismos, comparados con los alimentos, suplementos, o las cirujías.