Porque las dietas bajas en carbos funcionan
El metabolismo es sabio al aprovechar varias fuentes alimenticias durante este periodo
A pesar de que la primera ley de la termodinámica cita que nuestro peso se mantendrá constante cuando la cantidad de calorías ingeridas es igual a la cantidad de calorías gastadas, podemos determinar también que dietas diferentes llevan a diferentes procesos bioquímicos que al final influencian en los resultados; si se considera que una caloría sería sólo una caloría teniendo esta siempre el mismo efecto en nuestro cuerpo entonces podríamos decir que todos los macronutrientes que ingerimos siguen el mismo camino dentro del organismo lo que no es real porque como es obvio cada uno de ellos no son similares entre sí ya que siguen diferentes vías dentro del cuerpo así como realizan diversas acciones hormonales y actividades enzimáticas.
Los macronutrientes y el comportamiento del organismo
Las dietas bajas en carbos están asociadas a varias alteraciones hormonales siendo benéficas tanto para el mantenimiento de una buena salud como para uno de los principales objetivos que es la pérdida de peso.
- Este tipo de dietas están conectadas a una reducción de los niveles de insulina, así como a un aumento de los de glucagon.
- Estas alteraciones hormonales llevan a la activación de señalizadores como el PEPCK, F1-6BPase y G6Pase y la una inhibición de la hexocinasa, PK y 6-PF-1-K, favoreciendo así la gliconeogénesis (formación de glucosa) en detrimento de la glicólisis (degradación de la glucosa).
La gliconeogénesis es un proceso en que hay gasto de energía para su realización, y como las dietas bajas en carbos favorecen este proceso porque inmediatamente se incrementa el gasto calórico diario total; además, cuando hay una disminución del consumo de glúcidos se tendrá que aumentar el consumo de proteína para que la restricción calórica no sea demasiado grande, en este caso las proteína es una fuente de gasto de energía a la vez de ser saciante.
Si el glucagon ayuda a favorecer la pérdida de peso, entonces la insulina tendrá precisamente el efecto opuesto; hay estudios que hablan de un aumento de la cantidad de grasa a pesar de que la cantidad de calorías ingeridas sea igual y esto se debe a una disminución del gasto calórico diario por algunos factores como la reducción de la conversión de las reservas de triglicéridos a ácidos grasos libres, la síntesis de glucógeno y ciclo de Cori, las pérdidas de glucosa por la orina, una menor síntesis proteica y la contribución de aminoácidos a la gliconeogénesis.
La mayor parte de las personas buscan perder grasa manteniendo al máximo la masa magra y si es posible ganarla es mucho mejor, entonces en este aspecto la ciencia mostró que las dietas bajas en carbos ayudan para lograr estas metas; aquí la reducción de la cantidad de glúcidos en la dieta (30g, 60g, 104g) es directamente proporcional al aumento de la cantidad de grasa perdida (75%, 84%, 95%) por ejemplo.
Ahora que tenemos una idea de como los macronutrientes actúan de manera diferente en nuestro organismo y como una caloría no puede ser sólo tenida en cuenta como una caloría, dependiendo de donde provienen van a tener una acción diferente en nuestro cuerpo; es por ello que la dieta baja en carbos también debe ser balanceada y equilibrada, no siendo rica en glúcidos pero sí moderada para suplir nuestras necesidades diarias.
- Nos ayuda a perder una mayor cantidad de peso bajo forma de grasa.
- Tendrá un efecto más saciante debido al aumento del consumo de proteína y consecuentemente de lípidos para que los valores diarios no queden demasiado desajustados en haberes calóricos.
- Favorece a un mayor gasto energético diario.