Manipulando tus hormonas
Manipular tus hormonas te ayudará a aprovechar y garantizar una adaptación, rendimiento, recuperación y salud deseable.
Prácticamente todo lo que haces en la vida desencadena una respuesta hormonal en tu cuerpo, y los niveles de tus hormonas controlan las acciones de tu cuerpo, por ello deberías comprenderlas en función a lo que deseas, ¡ crecer !.
Las hormonas y su función clave
Cuando analizamos a las hormonas en la inducción del crecimiento muscular y la degradación muscular, tienes que saber algunas cosas:
- Son mensajeros químicos secretados por el sistema endocrino.
- Una vez que están en la sangre, viajan a sitios receptores específicos en las células.
Las adaptaciones de los tejidos dependen en parte de los niveles hormonales, por lo que es importante que comprendas cómo funcionan.
Desde ya, cuando aprendes que manipular estas hormonas a tu favor, aseguras esos objetivos o lo tienes mucho más al alcance de ti.
Las hormonas y las fibras musculares
La adaptación más importante que se produce en el tejido muscular, es el aumento de proteínas contráctiles: actina y miosina.
También se producen otros cambios como la síntesis de proteínas no contráctiles (células satélites), que pueden pasar a formar parte del elemento contráctil del tejido muscular.
La estimulación de estos mecanismos ocurre con el entrenamiento:
Disminuir la degradación de proteínas y aumentar la síntesis de proteínas son los primeros pasos en la hipertrofia.
Las hormonas anabólicas como la insulina, el factor de crecimiento similar a la insulina, la testosterona y la hormona del crecimiento, son factores que contribuyen a este proceso, además, la disminución de las hormonas catabólicas como el cortisol se vinculan y mucho en este proceso.
Cuantas más fibras musculares estimules con un ejercicio en particular, mayor será la respuesta adaptativa y, como las hormonas tienen un gran efecto sobre las capacidades y la estructura de las fibras musculares, es clave manipularlas.
El candado y la llave, ¿qué cosa?
La teoría del candado y la llave establece que una hormona específica interactúa con un sitio receptor específico, es decir, la hormona actúa como una llave, mientras que el sitio del receptor es como un candado.
Una vez que la llave abre la cerradura, se envía un mensaje a la celda para realizar una acción específica: el material genético en el núcleo de la célula traduce el mensaje como síntesis de proteínas o descomposición de proteínas.
Una vez que se alcanza un techo de adaptación, la célula se regula negativamente (no responde) a la hormona y la regulación negativa del receptor, inhibe la alteración del metabolismo celular.
Pero, para seguir deberías conocer a las dos categorías de hormonas:
- Las esteroides
- Las polipeptídicas.
Estas, afectan las células musculares de diferentes formas…
Las hormonas esteroides
Las gónadas y la corteza suprarrenal secretan hormonas esteroides que se difunden a través del sarcolema y se unen a su receptor, activándolo. Cuando la hormona llega al núcleo celular, abre unidades que están codificadas para la síntesis de proteínas.
El complejo de receptores de hormonas, reconoce ciertos mecanismos reguladores de genes y el resultado final es un proceso.
Este proceso hace que el ARN mensajero se active y, a partir de allí se transporta al sarcoplasma donde se convierte en proteína.
Muchos usan esteroides sintéticos con el objetivo de mejorar estos procesos, pero desde cualquier punto de vista de la salud, esto se convierte, además de un problema psicológico, en un verdadero fastidio para el cuerpo.
Las hormonas polipeptídicas
Las hormonas polipeptídicas están hechas de aminoácidos: la hormona del crecimiento y la insulina son ejemplos de esta clasificación.
Éstas no son solubles en grasa, por lo que no pueden penetrar el sarcolema y dependen de mensajeros secundarios para transmitir su mensaje al núcleo celular.
El cambio, en el receptor como resultado de la interacción con la hormona, activa el mensajero secundario y una cadena de eventos intracelulares conduce a la respuesta fisiológica.
El ejercicio y las hormonas
Depende de la intensidad, el ejercicio de resistencia induce a adaptaciones significativas en los músculos entrenados, como el aumento de la fuerza, el tamaño y la potencia.
- El entrenamiento de resistencia hace que las glándulas endocrinas secreten hormonas que proporcionan un exceso de información al organismo, provocando diferentes respuestas.
- El patrón y la duración del ejercicio influyen en gran medida en el tipo de hormona secretada.
En resumen, los aumentos hormonales que se producen debido al entrenamiento de resistencia, son diferentes a las respuestas activadas por el ejercicio de resistencia
Las unidades motoras de umbral alto, solo se activan cuando necesitas grandes cantidades de fuerza, como con el entrenamiento de resistencia intenso,
Las fibras musculares dentro de estas unidades motoras, se activan y se ejerce una gran tensión sobre los sarcolemas de las fibras musculares.
El estrés producido provoca cambios en la permeabilidad del sarcolema a los nutrientes, por lo que la síntesis y sensibilidad de los receptores se ven afectadas y finalmente, es la fuerza producida en las fibras activadas la que conduce a la respuesta anabólica en las células musculares.
El cuerpo lo vincula todo
Durante y después del ejercicio, se producen numerosas secreciones hormonales: el resultado deseado es la síntesis de la actina y miosina, así como la inhibición de la degradación de proteínas.
- Si el estrés es demasiado grande o prolongado, las fuerzas catabólicas como el cortisol se apoderan del músculo.
- Las respuestas hormonales dependen de los tejidos estimulados, la duración del ejercicio y la cantidad necesaria de reparación.
Una vez que un músculo ha alcanzado un alto nivel de desarrollo, la síntesis de proteínas ya no es el mecanismo clave para el crecimiento.
En esta instancia, la disminución de la degradación de proteínas es el factor principal que contribuye al crecimiento muscular.
Ten en cuenta que solo las fibras musculares estimuladas están sujetas a afectación, por eso es importante variar los ejercicios ya que solo las fibras estimuladas reciben beneficios hormonales.
Si utilizas el mismo ejercicio para los bíceps cada vez que entrenas, no maximizarás el crecimiento, porque las mismas fibras se estimulan continuamente.
Al variar los ángulos y los parámetros de carga maximizarías el grado de interacción hormonal dentro de tus músculos.
La respuesta de los músculos
La respuesta de los músculos a las hormonas depende de algunos factores:
- Si hay grandes cantidades de la hormona en la sangre, las posibilidades de afectar los receptores son mayores, y,
- Si la célula está cerca de su techo genético, el receptor se vuelve menos sensible a la hormona.
Con el entrenamiento de resistencia intenso, la capacidad de recuperación se correlaciona con el tamaño de la fibra muscular.
Ahora bien, si no se entrena como se debe, dependiendo de varios factores, se podría producir una desventaja hormonal, donde el catabolismo prevalecería.
Es decir, que las interacciones entre hormonas y músculos pueden influir negativamente en la estructura celular o tener un efecto positivo en el crecimiento.
Lo que queremos decir es que existe una variedad de factores que contribuyen a la hipertrofia, sin embargo, el aumento de la producción de fuerza no puede contribuir solo a la hipertrofia, puesto que los factores neuronales juegan un papel importante en la producción de fuerza máxima.
Cada individuo varía en formas de eficiencia neurológica al igual que lo hace con los niveles hormonales.
Las hormonas en sangre
A veces, los niveles en sangre se utilizan para evaluar la secreción de hormonas y esta puede ser una tarea compleja, porque tus niveles hormonales cambian constantemente en el torrente sanguíneo.
Cabe señalar que el hecho de que una hormona esté presente en el torrente sanguíneo, no significa que llegue con éxito al receptor, aunque, con concentraciones más altas de ellas en sangre, hay una mayor posibilidad de que la hormona se una al receptor.
La situación ideal para el anabolismo es tener una mayor cantidad de hormonas anabólicas en la sangre (más que catabólicas), lo que generalmente conduce a adaptaciones celulares positivas.
