Las galectinas y las bacterias camufladas
Estas proteínas pueden proveernos de una inmunidad directa para prevenir enfermedades
En una publicación hecha en el Nature Chemical Biology, los científicos citan que han descubierto que nuestros cuerpos producen una familia de proteínas que reconocen y destruyen las bacterias cuyos revestimientos de carbohidratos se parecen mucho a nuestras propias células; las galectinas, denominadas así, reconocen los carbohidratos de una amplia gama de bacterias que causan enfermedades y potencialmente podrían ser desplegadas como antiobióticos para tratar algunas infecciones.
Los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad Emory hicieron el descubrimiento con la ayuda de placas de vidrio recubiertas con una variedad de más de 300 diferentes glicanos (hidratos de carbono que se encuentran en las superficies de las células) derivados de bacterias, muchas de las cuales se encuentran en el intestino.
Muchos microbios se cubren de glicanos microbianos (como armarios con una variedad de ropa usada por las bacterias intestinales), y éstos se parecen a nuestras propias células, y esto limita que el sistema inmunológico pueda usar los anticuerpos para responder a esos microbios. Para prevenir un ataque autoinmune, nuestros cuerpos por lo general no producen anticuerpos contra las moléculas que se encuentran en nuestras propias células.
Esto deja huecos en las defensas que las bacterias podrían explotar, y varios de esos vacíos son ocupados por galectinas; el descubrimiento se expande sobre un hallazgo inicial, publicado en el Nature Medicine en 2010, que describe las galectinas que reconocen y matan las bacterias que expresan el antígeno del grupo B de la sangre humana.
En contraste con los anticuerpos, las galectinas matan las bacterias directamente, sin necesidad de usar otras partes del sistema inmunológico; los investigadores identificaron varios tipos de bacterias (Pseudomonas aeruginosa, Providencia alcalifaciens, Klebsiella pneumoniae y Serratia marcescens, por ejemplo) que pueden ser eliminados por las galectinas, y en algunos casos, solo ciertas cepas de un determindo grupo de bacterias son vulnerables, debido a que solo algunas cepas llevan a los glicanos a destino.
Estos estudios han abierto el camino a la comprensión de las formas en que los factores de adaptación o basados en anticuerpos trabajan en conjunto con los factores innatos o basados en la galectina que pueden darnos la inmunidad contra una amplia gama de microbios.
Todo esto se logró gracias a la tecnología de microarrays que ofrece herramientas para estudiar los anticuerpos y las galectinas vinculantes a los glicanos en las poblaciones. Estos estudios utilizan pequeñas cantidades de sangre – sólo unas gotas – y muestran cómo los microarrays de glicanos podrían reemplazar a la tecnología anterior.
El uso de estas herramientas, según los investigadores, pueden identificar diferencias de desarrollo y específicos de la edad en los anticuerpos de glicanos antimicrobianos en los seres humanos, lo que puede predecir la susceptibilidad a una enfermedad.
Una pieza clave del cáncer
La pieza más importante del rompecabezas de los procesos fisiológicos que provocan un tumor es la proteína Galectina-1 (o Gal-1), induciendo la formación de metástasis; por un lado, la proteína neutraliza la respuesta del organismo e impide el ataque del sistema inmune, pero también promueve la formación de vasos sanguíneos (angiogénesis) que suministran mucho oxígeno y nutrientes a los tumores, de modo a que ellos sigan creciendo.
Después de 20 años de investigaciones de muchos científicos en todo el mundo, se pudo probar estom pero también el conocimiento completo de como funciona el Gal-1, puede crear el anticuerpo monoclonal, que en un modelo animal, bloquea a la proteína. En este caso la herramienta puede mantener a raya al tumor, inhibiendo su crecimiento en un 80%, y con ello da un factor de relación increíble para la medicina modera, por el propio manejo que se le puede otorgar.