La Pirámide Alimenticia
Los energéticos, reguladores, constructores y energéticos extras son fundamentales pero requieren de un balance que ayuda para mantener una buena salud y un buen físico
La pirámide alimenticia puede ser una buena guía para una dieta equilibrada y alimentación saludable. Fue desarrollada por el departamento de agricultura americano y ofrece orientaciones simples y fáciles para elegir su menú. Muestra de forma clara y objetiva como alcanzar las necesidades de calorías y nutrientes de la población utilizando sus alimentos habituales, volviéndola así, práctica y flexible. La pirámide divide los alimentos en grupos alimenticios y en porciones recomendadas para el consumo diario. Así, debemos incluir todos los grupos y las porciones indicadas, a fín de garantizar al organismo los nutrientes que él necesita para tener una buena salud.
Los principales grupos alimenticios:
El grupo de los carbohidratos incluye panes, cereales, harinas, biscochos integrales, arroces y masas que son llamados alimentos energéticos ricos desde que representen a los carbohidratos complejos, cuya absorción es más lenta que la del azúcar simple. La nueva pirámide refuerza la importancia de los cereales integrales, ricos en fibras, dejando a los panes, cereales, arroz y masas integrales en la base y al pan blanco, arroz blanco, patatas, masas comunes y harinas refinadas bien arriba, emparejados con los dulces; los cuales deben ser consumidos con moderación.
Los vegetales (verduras y legumbres) y las frutas son alimentos reguladores, siendo fuentes de vitaminas, minerales y fibras y su consumo diario es importante para la buena puesta en marcha del organismo. Esos alimentos poseen, en su composición, fitoesteroles y antioxidantes, que ayudan a reducir el colesterol malo (LDL) y neutralizan los radicales libres disminuyendo el envejecimiento de las células.
Los alimentos constructores son requeridos por el organismo en menor proporción, pero no en menor importancia, son aquellos ricos en proteínas. Las proteínas pueden ser animales (carnes, huevos, peces y aves), vegetales (frijoles, soja, leguminosas por regla general) y también proteínas animales ricas en calcio (leche, queso, yogurt). En la nueva pirámide hubo desmembramiento de un área que son las carnes blancas de pollo y peces que se habían juntado a los huevos como incentivo de elección, en la parte más baja de la pirámide. Las carnes rojas se agregan como grasosas indicando consumo un consumo moderado juntamente con la mantequilla, por ser alimentos ricos en grasas saturadas.
Los aceites vegetales de buena calidad como el aceite de oliva, aceite de canola, maíz, girasol y soja ganaron espacio para colocarse en la base de la pirámide por ser ricos en grasas poli-insaturadas, monoinsaturadas y los llamados omegas que ayudan al sistema cardiovascular y al control de los lípidos sanguíneos. En otras palabras, la nueva pirámide resalta que no todos los carbohidratos son buenos y ni todas las grasas son malas.
Hay un escalón exclusivo para las oleaginosas y leguminosas (castañas, nueces, almendras, frijoles y soja), que son fuentes de proteínas vegetales, grasas insaturadas (omega-3), selenio, vitaminas antioxidantes, y fibras. También se incluye a 1 dosis de vino tinto (100 ml). El consumo moderado del vino produce un efecto cardioprotector, sobre todo por el aumento en los niveles de colesterol bueno (HDL). El vino tinto, además de contener etanol, es rico en polifenoles o compuestos fenólicos, que están presentes en las cáscaras y en las semillas de las uvas rojas y que poseen actividad antioxidante.
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