La nutrición y el hipotiroidismo
El yodo, la vitamina A y D, el complejo B, las fibras, el selenio, el calcio y el omega-3 pueden ayudar a regular la función hormonal
El prefijo hipo significa poco o escasez, por lo tanto el hipotireoidismo significa la caída de las hormonas de la tiroide, más específicamente la T3 (triiodotironina) y T4 (tiroxina) cuyos síntomas son el cansancio, la depresión, la caída de cabellos, el quiebre de las uñas, la pérdida de apetito, el aumento de peso, la presión baja, los fallos en la memoria, la anemia o la desesaleración de los latidos cardiacos.
La incidencia de esta disfunción de la tiroide es mayor en mujeres (principalmente por encima de los 40 años o 6 meses después de lo parto) y en los hombres por encima de los 65 años, personas con colesterol alto, personas que ya tuvieron disfunción de la tiroide o presentan histórico familiar de hipo o hipertireoidismo, diabetes tipo I, lúpus y artritis reumatoidal, personas que fueron sometidas a tratamiento de radioterapia (cabeza y cuello), en personas con depresión o enfermedad del pánico, enfermedad celiaca, gastritis crónica, insuficiencia pancreatica, síndrome del intestino corto o enfermedad intestinal inflamatoria, pacientes que hacen el uso constante de algunos medicamentos, individuos que presentan deficiencias o excesos de determinados nutrientes alimenticios, personas que no toman sol o presentan deficiencia de vitamina D y personas que tuvieron deficiencias nutricionales durante la gestación.
Después del diagnóstico médico, la alimentación puede contribuir o perjudicar el cuadro y para que eso no acontezca se debe poner especial atención a algunos nutrientes que deben ser evitados o consumidos con moderación:
- El cloro está relacionado al bloqueo de yodo en la tiroide por tanto es mejor evitar tomar agua clorada y con algunos edulcorantes (sucralosa).
- La soja contiene flavonóides y ácido fítico que perjudican el funcionamiento de la tiroide si se lo consume en exceso, así como la absorción de minerales (zinc, calcio y magnesio) por lo que se debe evitar la leche y zumo a base de soja, salsichas, hamburguesas y otros productos que contengan soja.
- El azúcar y los alimentos refinados aumentan mucho la insulina que tiene alta relación con la disfunción de la tiroide, es por ello que deben dejarse de lado los panes, las harinas blancas, el azúcar y los dulces en general.
- Los glicosinolatos son sustancias presenten en algunas verduras crudas y puede interferir negativamente por ello es preferible consumir el repollo, brócolis, col de bruselas, la coliflor y las espinacas cocidas.
- El gluten puede perjudicar el buen funcionamiento de la tiroide por tanto la avena, la cebada y el trigo deben ser eliminados o consumidos con moderación cuando existe algún problema con esta hormona.
Tan importante como controlar el consumo de estos alimentos es incluir los nutrientes que pueden mejorar el buen funcionamiento de la tiroide, y que además bue aporte de nutrientes deben ser de buena biodisponibilidad y mejor absorción que es fundamental para la mejora del cuadro.
- El yodo es fundamental para producción de las hormonas tireoideas, pero su exceso puede ser perjudicial.
- La vitamina A es necesaria para una buena absorción del yodo.
- Las vitaminas del complejo B ayudan el yodo en la producción hormonal.
- Las fibras evitan el aumento brusco de azúcar en la sangre, evitando la activación de la insulina además de estar asociadas a alimentos que son fuentes de magnesio y otros nutrientes.
- El selenio es esencial para la conversión de T4 para el T3.
- Se debe aumentar también el consumo de alimentos ricos en calcio, omega-3, grasas poli-insaturadas (“buenas”), así como la vitamina D.
- Es importante mencionar que los ejercicios físicos que aumentan la producción del T3.