La mayoría de la gente cree que con el fin de alcanzar un objetivo debe perseguir una cosa sola, con poca consideración por cualquier otra cosa que le gustaría lograr, pero hay otra manera. Pensemos en el sacacorchos cuando abrimos una botella de vino, que en lugar de ir al objetivo de manera lineal, está cada vez más cerca de él, con un fortalecimiento gradual de todo lo que avanza cuando va de milímetro a milímetro, siendo ésta la mejor manera de conseguir los objetivos.
Como un sacacorchos hace su trabajo más profundamente en el corcho del vino, hay que pasar por otros objetivos pequeños a medida que se avanza rumbo a la meta pensada, inhibiendo las cosas supérfluas que no tienen sentido; entre ellas perder el tiempo en personas o situaciones que solo son pérdida de tiempo, lo que es una regla universal no solo para el entreno con pesas que tiene el objetivo del crecimiento muscular y la reducción de grasa corporal.
Es obvio que también se debe mantener la cordura, aunque no se esté completamente satisfecho aunque se haya mejorado la capacidad de trabajo, fuerza, velocidad, habilidad o cualquier combinación de éstos. En realidad se debe abandonar la idea de pensar solo en alguna cosa como mejorar la dieta o pensar en lo bien que se entrena, cuando lo que se tiene que hacer es observar todo desde un enfoque global como mantener un estilo de vida saludable, dormir bien o evitar las situaciones de estrés y donde la dieta o el entreno solo son parte de un todo.
Por otro lado, dejar el extremismo y el desequilibrio en la búsqueda de los objetivos, modificando las cosas en función de progresar en varios aspectos en forma constante es la mejor manera de conseguir los objetivos. La capacidad atlética o la mejora en el rendimiento también dependen de varios factores como la conexión mente-músculos, o la estabilidad emocional, lo que también implica dedicarse a planificar la vida social, familiar, romántica o laboral persiguiendo varios objetivos minúsculos en cada área para llegar a conseguir los resultados deseados, que al final de cuentas, es poseer ese famoso cuerpo diez, que casi siempre resulta distante.