La falta de ejercicio es un problema de salud inmenso que está en aumento; incluso aunque la vida literalmente depende de ello, la mayoría de la gente todavía se niega a comenzar a ser más activa; una investigación desarrollada en el 2013 por científicos de la Universidad de Australia del Sur y publicada en la revista Nutrients demostró que pueden haber una relación interesante entre la suplementación con luteína, que induce a las personas a moverse más si les gusta o no, y por lo tanto reduce la cantidad de tiempo que pasan sentadas.
La luteína y el ejercicio físico
La luteína, un relacionado con el betacaroteno, que se encuentra en las zanahorias, el brócoli, la calabaza y las verduras de hoja verde en realidad estimula la actividad de la enzima AMPK en las células musculares durante un período de entrenamiento intenso. Esto implica que la luteína fortalece y acelera los procesos de adaptación en las células musculares que permiten a estas células adaptarse al ejercicio en forma frecuente.
Varios estudios epidemiológicos han demostrado que las personas se mueven más, más a menudo y más intensamente cuanto más luteína consumen. Los coeficientes de correlación muestran la relación entre el consumo de vegetales altos en luteína y la cantidad de ejercicio físico hallada en dos estudios diferentes; cuanto más altos son los coeficientes de correlación, más aumenta la cantidad de ejercicios hechos, de acuerdo con la cantidad de luteína consumida.
Los estudios epidemiológicos pueden revelar relaciones, pero no causalidades; tal vez las personas que hacen un montón de ejercicio llevarán una vida más sana, pero no sólo hacen más ejercicio, sino que también comen más verduras y por lo tanto también consumen más luteína. Este podría ser el caso de una relación bioquímica encontrada en las investigaciones; aquí, los nutricionistas de la Universidad de Australia del Sur, realizaron un experimento con 39 adultos sanos, pero inactivos, para tratar de determinar si una ingesta mayor de luteína realmente conduce a más ejercicio físico.
Los científicos proveyeron a la mitad de sus voluntarios un placebo todos los días durante un mes, y a la otra mitad se les dio cápsulas que contenían luteína; los voluntarios del grupo experimental ingirieron un total diario de 21 mg de luteína y 0,9 mg de zeaxantina, que está relacionado con la luteína, consumiendo esta dosis a través de tres cápsulas, tomadas a lo largo del día, junto con un vaso de leche entera; esto lo hicieron porque el cuerpo absorbe la luteína mejor cuando se combina con la grasa.
Los resultados mostraron que en el grupo experimental la cantidad de actividad física ligera aumentó en 20 minutos, mientras en el grupo placebo la cantidad disminuyó en 15 minutos. Lo que se observó es que cuanto mayor es el aumento de la concentración de luteína en el torrente sanguíneo, mayor es el aumento de la actividad física diaria y mayor es la disminución en la cantidad de minutos que los voluntarios sentaron cada día.
El estudio actual proporciona pruebas preliminares de que el consumo de luteína se asocia con aumentos en la actividad y reducciones en el tiempo dedicado a actividades sedentarias, lo que constituye una base alternativa a la motivación para empezar a hacer ejercicios o mantener la salud física, especialmente en los meses más fríos del año.