La intensidad sobre la actividad para quemar grasas
Los estudios demuestran que a mayor intensidad durante el entrenamiento se pierde más grasa
¿ Quién nunca oyó hablar que, para adelgazar, debemos ejercitarnos con baja intensidad y quedarnos, por lo menos, 30 minutos continuos haciendo ejercicio en la famosa zona de quema de grasa ? Esa práctica quedó tan popularmente entre muchas personas que se volvieron paranoicas en el control de los latidos, tanto usando monitores cardiacos y gráficos que correlacionan intensidad con la edad, estos fueron el pan caliente en los gimnasios.
El modelo metabólico de adelgazamiento es una estrategia comúnmente usada en la prescripción de ejercicios para pérdida de grasa corporal. Fundamentado en el principio que actividades de baja intensidad y larga duración utilizan los lípidos como fuente prioritaria de energía.Varios investigadores promovieron el ejercicio anaeróbico como a la manera más eficiente para adelgazar.
Se demostró que la vía energética predominante durante el ejercicio depende de la intensidad y duración de la actividad, pudiendo ser predominantemente glicolítica o lipídica, conforme el ejercicio se prolonga los carbohidratos van siendo degradados ocasionando un aumento gradual en la movilización de grasa como combustible, supliendo cerca del 80% de la energía total requerida. Un estudio propone que hasta 30% del esfuerzo máximo, consume prácticamente toda el ATP res-sintetizado, advienendo del metabolismo lipídico y a partir del 70% ocurre progresivamente un cambio predominante de la utilización de las grasas para los carbohidratos. Con base a estos dados, muchos investigadores sugirieron que los lípidos utilizados durante el ejercicio de baja intensidad y larga duración podrían resultar, a largo plazo, en una reducción considerable de grasa corporal.
Las sugerencias como éstas dieron origen a la famosas teorías, una de ellas proponía que para “quemar” grasa, el ejercicio anaeróbico debería ser continúo y durar por lo menos 30 minutos, pues la grasa sólo empieza a ser metabolizada a partir del vigésimo minuto. Otra línea de raciocinio afirmaba que la intensidad no debería sobrepasar 60% de la frecuencia cardiaca máxima, pues así el sustrato utilizado sería solamente el carbohidrato.
Sin embargo, los mecanismos fisiológicos de adelgazamiento son mucho más complejos y no responden de forma tan lineal como propone estas frases. Por ejemplo, se dieron ciertas experiencias científicas en donde no se encontraron diferencias significativas en la pérdida de peso entre entrenamientos aeróbicos de 30 minutos hechos de forma continua o divididos en tres sesiones de 10 minutos, poniendo en cuestión la hipótesis de que, para reducir la grasa corporal, el ejercicio deba ser continúo y duradero. Por otro lado, hay estudios longitudinales y transversales demostrando que individuos que realizan actividades intensas poseen menores cantidades de grasa, en comparación con practicantes de actividad de intensidades bajas. Posteriormente, estos resultados habían sido confirmados por un estudio que comparó los efectos de dos protocolos de entrenamiento, continuo y por intervalados.
Los investigadores habían evaluado la relación entre la intensidad de la actividad física ordinaria realizada y la composición corporal de 2.500 personas más. A través de un cuestionario, los individuos habían sido divididos en cuatro grupos de acuerdo con la intensidad de las actividades realizadas: menores que 5 [METs], entre 5 y 7 [METs], entre 7 y 9 [METs] y mayores que 9 [METs]. A pesar de no haber diferencia en el gasto calórico entre los grupos, los resultados demostraron que individuos ordinarios empeñados en actividades intensas poseen menor relación cintura-cadera y menor cantidad de grasa subcutánea.
A partir del análisis de esas y de otras evidencias científicas, vemos que el abordaje lineal encaminada al sustrato utilizado durante los ejercicios parece no ser la más adecuada para prescripción de actividades físicas con el objetivo de control y pérdida de grasa corporal. Inclusive, no podemos olvidar que las grasas utilizadas durante el ejercicio de baja intensidad prueben sobre todo de ácidos grasos libres y sustancias intramusculares y no de las reservas de grasa subcutánea.
El hecho de personas que realizan actividades intensas presenten menor porcentual de grasa, mismo gastando menos energía y trabajando en intensidad fuera de la zona de quema de grasa, demuestra que otros factores, además del sustrato utilizado y las calorías gastadas, son determinantes para que los resultados de uno programa de adelgazamiento, contrariando el modelo metabólico de adelgazamiento.
Es relevante que las actividades sean acompañadas de la suplementación necesaria para obtener los resultados esperados.