La dieta restrictiva en calorías, Parte 2
Algo importante a tener en cuenta en un período de pérdida de peso en términos de comportamiento psicológico y social; muchos individuos que hacen una dieta restrictiva en calorías experimentaron en muchos estudios, un deterioro emocional significativo que se tipifica como depresión, cambios de humor, ansiedad e irritabilidad. Los estallidos de ira en este escenario son comunes, al igual que la apatía, ya que los individuos al ser cuidadosos y fastidiosos empiezan a descuidar comúnmente aspectos de la higiene personal.
Además, ellos se hacen progresivamente más retirados y aislados del entorno social durante una dieta restrictiva en calorías; el humor y el sentimiento de camaradería disminuyen entre sentimientos de inadecuación social. Las relaciones con las chicas disminuyen y quienes siguen en relación con sus parejas, encontraron socialmente que sus relaciones se tensaban.
Finalmente, los que siguen una dieta restrictiva en calorías tienen cambios en la función neurológica; en particular, todos demuestran una menor necesidad de sueño y una hipersensibilidad a la luz y el ruido. También en muchos estudios se reportaron en forma general, deterioro de la concentración y la memoria, sin embargo, curiosamente, no hay evidencia de disminución de las capacidades intelectuales basadas en varios ensayos controlados.
Los que hacen una dieta restrictiva en calorías presentan una desaceleración de los procesos fisiológicos, incluyendo una caída en la temperatura corporal y una disminución de la frecuencia cardíaca y la respiración. La tasa metabólica disminuye entre un 20 a 40% por debajo de los niveles normales de acuerdo a la genética, pero básicamente, todos los procesos fisiológicos se ralentizan, lo que refleja la capacidad extraordinaria del cuerpo para adaptarse a una ingesta baja en calorías mediante la reducción de la necesidad de energía.
El estudio sobre semi-inanición
Evolutivamente, la inanición fue una de las mayores amenazas a las que se enfrentaron los primeros humanos; este estudio destaca los cambios experimentados por los seres humanos en respuesta a la restricción calórica a largo plazo, pues se volvieron más orientados hacia los alimentos, sometidos a adaptaciones físicas que permiten al cuerpo preserve la energía, así como los cambios cerebrales, que desplazaron la mayoría de los aspectos del comportamiento para encontrar alimentos.
Cambios en la química del cerebro
Con base en estudios realizados con individuos que sufren anorexia, experimentan cambios en la química del cerebro que no se recuperan fácilmente cuando participan en una dieta restrictiva en calorías a largo plazo. Por ejemplo, en pacientes con anorexia que tienen bajo peso, el volumen cerebral y la materia gris se reducen significativamente y esta disminución en la química del cerebro afecta negativamente la función cognitiva, el estado de ánimo, la ansiedad y el comportamiento hacia los alimentos.
Los científicos teorizan que los anoréxicos son incapaces de desarrollar comportamientos saludables relacionados con los alimentos, debido a los cambios duraderos en la química del cerebro y la estructura que se producen en respuesta a una dieta restrictiva en calorías que es sostenida a lo largo del tiempo. Los individuos con anorexia requieren en todos los casos, un tiempo sostenido dentro de un peso saludable para que la cognición mejore completamente, sin embargo, es en parte a los síntomas cognitivos que hacen que los enfermos crean que no hay «nada malo» y rechazan el tratamiento.
La cuestión de la fuerza de voluntad
Hay una noción popular de que el peso corporal se altera fácilmente si simplemente se ejerce «fuerza de voluntad», comer menos y moverse más. Sobre la base de las adaptaciones de comportamiento y físicas que se someten a las personas a una dieta restrictiva en calorías, la «fuerza de voluntad» no es suficiente para anular el impulso por la comida y la supervivencia que se inicia.
Este estudio también cuestiona la teoría (o la esperanza) de que el cuerpo humano simplemente se reprogramará en un punto de ajuste más bajo una vez que se logra la pérdida de peso. En el “Estudio Minnesota”, la dieta experimental de los voluntarios no tuvo éxito al superar la fuerte propensión de sus cuerpos a defender un determinado nivel de peso; en promedio recuperaron su peso original más un 10%.
Esto es común en los que hacen la dieta del yo-yo, que terminan típicamente suben a un peso mayor después de culminar el período dietario o restrictivo. Contradictorio a la mayoría de los informes sobre los que hacen dieta cíclica, los individuos del “Estudio Minessota” por lo general reducían el peso gradualmente y al final del período de seguimiento, se volvían a acercar a su peso original (a un punto cero).
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Fuente
- Charles Poliquin Research: The Dangerous Health Implications of Low Calories Diets