Como explicar la intolerancia a los carbohidratos
Los carbohidratos no tienen exactamente una gran reputación en estos días; probablemente hayas escuchado algo sobre cómo los carbohidratos aumentan tus niveles de insulina, y si la insulina es la «hormona de almacenamiento de grasa», entonces los carbohidratos te harán engordar … ¿verdad?
Los carbohidratos no engordan, a excepción que solo se los coman en exceso. Pero, eso no quiere decir que los carbohidratos sean beneficiosos para todos, además, algunas personas se alimentan con muchos carbohidratos y se sienten bien cuando los comen, mientras que otras se sienten enfermas con solo mirar una patata…. ¿cómo puede ser?
La razón por la que los carbohidratos afectan a las personas de manera diferente se debe a algo llamado intolerancia a los carbohidratos, que es la razón por la cual hay mucha investigación contradictoria sobre las dietas bajas en carbohidratos. Ciertos estudios encontraron que los grupos dietarios con bajo contenido de carbohidratos obtuvieron el primer lugar en lo que respecta a la pérdida de grasa, mientras que otros descubrieron que los grupos dietarios con alto contenido de carbohidratos lo hicieron mejor.
¿ Que significa la intolerancia a los carbohidratos ?
Un estudio de 2016 descubrió que las mujeres que tenían intolerancia a los carbohidratos perdían más peso con una dieta baja en carbohidratos y también eran más adherentes a una dieta baja en carbohidratos en comparación con una dieta alta en carbohidratos. Ahora bien, esto no significa que las personas con intolerancia a los carbohidratos no puedan perder peso con una dieta alta en carbohidratos.
Ciertamente pueden, y en el largo plazo, parece que pierden peso tan efectivamente en una dieta alta en carbohidratos como lo hacen con una dieta baja en carbohidratos. El tema se centra en algo simple que redunda en el significado de “intolerancia a los carbohidratos”, que es lo bien que el cuerpo tolera los carbohidratos.
Como mencionamos anteriormente, las personas tienen diferentes respuestas cuando se trata de consumir carbohidratos y esto se reduce principalmente a dos factores: sus genéticas y la sensibilidad a la insulina. En realidad, algunas personas no producen suficiente de cierta enzima que es responsable de la digestión de los carbohidratos; de hecho, un estudio del 2014 encontró que las personas con menos de esta enzima generalmente están predispuestas a la obesidad debido a las dietas altas en carbohidratos típicas.
Sin embargo, aquellas personas que tienen cantidades más altas de lo normal de la enzima tienen un índice de masa corporal más bajo y pueden sentir que los carbohidratos saben «más dulces» o «más ricos» que la persona promedio. En fin, cuando personas intolerantes a carbohidratos consumen carbohidratos, generalmente experimentan síntomas como hinchazón, fatiga, niebla en el cerebro y aumento del apetito.
¿ Que pasa con la sensibilidad a la insulina ?
La sensibilidad a la insulina se refiere a cómo responde el cuerpo a la insulina; cuando se come una comida, la insulina se libera para transportar los nutrientes de la comida a diferentes células del cuerpo. Si las células son resistentes a la insulina, entonces se debe producir mucho para que pueda hacer el trabajo y esto puede ralentizar la tasa de pérdida de grasa, pero no la detiene directamente.
Los estudios han demostrado que incluso las personas resistentes a la insulina aún pueden perder grasa en una dieta alta en carbohidratos, siempre que tengan un déficit calórico. Y ese es el punto principal que destacaremos; las dietas bajas en carbohidratos no son necesarias para la pérdida de grasa, pero definitivamente pueden ayudar en el caso de la intolerancia a los carbohidratos.
Las personas resistentes a la insulina son más adherentes a una dieta baja en carbohidratos que a una dieta alta en carbohidratos, y la adherencia es el aspecto más importante de cualquier dieta. En resumen, es mejor realizar algunas pruebas con acompañamiento profesional, tanto de médicos y nutricionistas, pero todo se centra en algunos consejos como reducir los carbohidratos (especialmente los simples), entrenar con frecuencia para mejorar la sensibilidad a la insulina con o sin diabetes, dormir bien, reducir el estrés mental sobre todo.
