El caracol marino y el dolor crónico
Su veneno letal puede proporcionar nuevos tratamientos para los seres humanos
Un equipo de científicos australianos escribieron en la revista Nature Communications que encontraron en el venenoso caracol marino geographus Conus, una solución interesante para la suplementación deportiva y la medicina en general, gracias a los diferentes venenos que produce en respuesta a los estímulos defensivos ante los depredadores; el estudio hecho en una gran barrera de coral en el Oceáno Índico encontró que los mismos tenían grandes cantidades de toxinas paralíticas que bloquean los receptores neuromusculares, causando efectos letales en los seres humanos.
Por el contrario, los venenos de los depredadores marinos contienen toxinas específicas para presas (peces) y en su mayoría inactivos en objetivos humanos; pero este caracol que es muy peligroso y conocido por el aguijón más toxico de la tierra (responsable de decenas de muertes reportadas), puede tener las técnicas más sofisticadas de envenenamiento conocido en el reino animal, que les permite capturar pequeños animales, gusanos lentos, otros crustáceos e incluso peces.
Cada especie de caracol marino Conus produce más de 1.000 conopéptidos diferente, y muy pocos de estos compuestos se caracterizan farmacológicamente (aproximadamente 0,1 %), pero pueden ser destinados con seguridad, a una amplia gama de proteínas de la membrana celular, típicamente con alta potencia para usarlos en suplementos o medicamentos analgésicos, inclusive siendo miles de veces más poderoso que la morfina sin los efectos secundarios.
Recordemos que el Inhibidor Cav2.2 w – MVIIA ( Prialt ) aprobado por la FDA en los Estados Unidos en 2004 ya se utiliza para tratar el dolor intratable; el tratamiento de dolor neuropático crónico con conopéptidos de este caracol, por lo tanto se puede extendersea pacientes que sufren de cáncer, artritis, herpes, diabetes, otras enfermedades, o inclusive dentro del entrenamiento deportivo, incluyendo el culturismo.
Sorprendentemente, los venenos letales de defensa obtenido en el geographus Conus contienen altos niveles de conotoxinas paralíticas, lo que sugiere que se desarrolló para la defensa y no para la captura de presas como se sugirió anteriormente; de acuerdo al papel importante de defensa del veneno, las muertes humanas se relacionan a la parálisis respiratoria, lo cual contrasta el uso de toxinas de otros animales marinos (lo usan para captura y no para defensa), teniendo por consecuencia una baja actividad en los canales iónicos humanos, lo que indica que los venenos de depredación y defensa evolucionaron por separado para diferentes funciones.
Escapar de los depredadores es esencial para la supervivencia de los animales; estas adaptaciones de comportamiento probablemente evolucionaron para limitar la demanda de energía en la producción de veneno, que son metabólicamente estresantes para el animal; ahora los resultados demuestran que los animales venenosos pueden modificar la composición del veneno tóxico, de acuerdo a un estímulo depredador o de defensa indistintamente.
En conclusión, la estrategia defensiva desarrollada con el envenenamiento por separado por los caracoles marinos del género Conus es una adaptación notable, cambiando nuestra comprensión de los mecanismos biológicos, de evolución y de diversificación de las toxinas. Esta fue la primera vez que un equipo de científicos logró probar que un animal venenoso utiliza diferentes venenos para cazar presas y defenderse de los depredadores, pero en sentido práctico, este conocimiento abre el camino para la identificación de nueva toxinas venenosas que actúan sobre el sistema nervioso humano y puede dar lugar a nuevos tratamientos para el dolor crónico.