Como la actividad física actúa en nuestro cerebro
Al regular la actividad en el hipotálamo empezaremos a controlar el apetito
Siempre hemos sabido que la actividad física produce beneficios para la salud y la calidad de vida, pero también es un arma poderosa para prevenir el sobrepeso y la diabetes tipo 2 porque existe una conexión entre los alimentos que consumimos y la actividad en el cerebro que es posible regular mediante la realización de ejercicios.
El consumo excesivo de grasas saturadas que son dañinas generan una inflamación en el hipotálamo (neuronas de una región en la base del cerebro), que es capaz de controlar las ganas de comer; como consecuencia, el hipotálamo pierde la capacidad de conectarse a la insulina (hormona sintetizada en el páncreas, que promueve la entrada de glucosa-azúcar en las células), en este caso no se cumple la funcionalidad correcta dentro del proceso en el organismo.
Este fenómeno es conocido como resistencia a la insulina, común en personas con sobrepeso y diabéticas; con el hipotálamo “desregulado”, el apetito prevalece sobre la saciedad, pero la actividad física en este caso actúa protegiendo el hipotálamo, por lo tanto ayuda a reducir la inflamación del hipotálamo y a restablecer la saciedad.
El hipotálamo compone las señales que regulan el apetito y el gasto de energía que vienen del intestino y del tejido adiposo enviando mensajes a través del sistema simpático al músculo, al hígado y al tejido adiposo.