Beneficios de los Mariscos
Este alimento popular en la península puede ser la clave en una dieta saludable
Los mariscos, como el camarones, las langostas, y los cangrejos, forman parte de ese elixir especial agrupados con el nombre de mariscos, que en forma de platillos exquisitos, forman parte de nuestra alimentación y tradición ibérica; entre otros son muy ricos en minerales esenciales y son una fuente importante de ácidos grasos omega-3, una grasa esencial para nuestro cuerpo y que es incapaz de producir, y que te ayudará definitivamente a reducir el riesgo de enfermedades del corazón, facilitándote la vasodilatación al momento de entrenar intensamente.
Los mariscos son también ricos en proteínas, vitamina B12, calcio, zinc, selenio y hierro, lo cual te permitirá estimular la síntesis proteica, estimular el crecimiento muscular y perder grasa corporal si no te excedes; mientras cuidas tu salud de varias formas, manteniendo el sistema inmunológico fortalecido, previniendo problemas con tu sistema músculo-articular y dándote ese enfoque mental muy necesario para la conexión mente-músculos al momento de entrenar en el gimnasio, además de proveerte de buen humor.
Protegen el Corazón
El ácidos grasos omega-3 que se encuentran en los mariscos son poliinsaturados, pues sus «grasas buenas» ayudan a reducir el colesterol dañino, reducir la coagulación de la sangre, y relajar los vasos sanguíneos mientras disminuye la inflamación producida por cualquier problema de salud, o el entrenamiento intenso. También ayudan a prevenir las arritmias muy comunes, y facilitar una fantástica condición neuromuscular del sistema cardiovascular, lo que reduce las posibilidades de enfermedades coronarias.
Previenen y Tratan la Artritis
Estudios recientes muestran que los omega-3 de los mariscos ayudan a proteger los cartílagos de las articulaciones y otros tejidos; los científicos han estado interesados en un péptido bioactivo llamado calcitonina, ya que también se produce en el cuerpo humano por la glándula tiroides, y sabemos que ayuda a regular y estabilizar el equilibrio del colágeno y minerales en el hueso, así como del tejido circundante. Estos péptidos se pueden combinar con los ácidos grasos omega-3 en las moléculas humanas, para proporcionar poderosos beneficios anti-inflamatorios, pero solo si actúan juntos.
Por otro lado, el alto contenido de vitamina D que se encuentran en los mariscos también son esenciales en la prevención de la inflamación no deseada, reduciendo la fatiga y la reducción de la rigidez matinal. En nuestro caso, esta propiedad de los mariscos, nos ayudan de sobremanera, pues el entrenamiento muscular requiere de complementos nutricionales que se pueden obtener a partir de la dieta, así como al usar suplementos específicos a base de estos animales.
Cuidan la Salud de los Ojos, la Piel y el Cabello
Los altos niveles de ácidos grasos omega-3 en los mariscos, ofrecen una protección sustancial contra la degeneración macular del ojo; una condición en la que la visión fina se deteriora, lo que resulta en la pérdida de la visión central y es la principal causa de ceguera en personas mayores de 50 años. Los estudios sugieren fuertemente que una mayor ingesta de omega-3 también puede reducir el riesgo del síndrome de ojo seco, una de los problemas más comunes, que al entrenar nos destruye cualquier plan que diseñamos para toda la temporada.
El omega-3 de los pescados y mariscos, también nos apoya en las células de la piel, estimulando la producción de fibras fuertes de colágeno y elastina, que contribuyen a una piel de aspecto más joven. Estos ácidos grasos también son conocidos por aliviar manchas de la piel y mantener un buen brillo del cabello. En sí, los ácidos grasos omega-3 y las proteínas de los mariscos proporcionan la nutrición necesaria a los folículos pilosos, ayudando a crecer el cabello y evitar la pérdida del mismo.
Previenen la Aparición del Cáncer
Los ácidos grasos omega-3 que se encuentran en el pescado son poderosos aliados en la lucha contra el cáncer; ellos se conectan con un menor riesgo de varios tipos de cáncer, incluyendo el cáncer colorrectal, cáncer de próstata y cáncer de mama. La regulación de la ingesta de ácidos grasos omega-3 ha demostrado ser particularmente eficaz contra los cánceres relacionados con la sangre o células linfáticas, como la leucemia, el mieloma múltiple y el linfoma no-Hodgkin.
El consumo de pescado graso tiene una protección sustancial contra el carcinoma de células renales, la forma más común de cáncer de riñón; además los mariscos que son ricos en vitamina D, según muchos estudios, desempeñan un papel crucial en la reducción del riesgo de diversos tipos de cáncer, lo que sumados en su conjunto, nos permite incluirlos en la lista de alimentos anticancerígenos.
Nos Proveen de un Mejor Enfoque Mental
Según las fuentes científicas, los mariscos pueden ayudar a reducir el deterioro cognitivo, y prevenir o tratar la enfermedad de Alzheimer mediante la promoción de un suministro de sangre saludable al cerebro, reduciendo la inflamación y ayudando a la transmisión de señales eléctricas en el cerebro. La investigación muestra que estimular las células del cerebro con ácidos grasos omega-3, específicamente el DHA, puede ayudar a aumentar la producción de la proteína LR11, que destruye las placas de beta-amiloide asociadas con la enfermedad de Alzheimer.
La vitamina D de los mariscos, también actúa como un factor importante en el apoyo de la función cognitiva; de cierta manera para nosotros esto si es fundamental, pues para obtener un máximo rendimiento al trabajar con un programa de entrenamiento serio, necesitamos de un enfoque mental de alto nivel, para conseguir una buena conexión mente-músculos, y lograr así superar los límites de la percepción de esfuerzo en cada repetición.
Nos dan Buen Humor
Una dieta rica en pescados y mariscos puede mejorar el estado de ánimo y combatir el estrés; en este caso los ácidos grasos omega-3 mejoran el flujo de sangre y pueden afectar a las hormonas y el sistema inmunológico con gran fuerza; esto tiene un efecto importante en la función cerebral, y en este caso, el DHA se utiliza en los canales iónicos en el cerebro, lo que ayuda a transmitir las señales eléctricas e involucrarse en el metabolismo de la serotonina, un factor clave en la depresión o el mal humor.