El cerebro funciona mejor en el post-entrenamiento
Las mejorías neurológicas y cognitivas se producen con una mayor intensidad
Si una persona tiene compromisos laborales o académicos y por lo general consumirá algún tiempo como esfuerzo mental, sería mejor planear una sesión de entrenamiento corta pero intensa; los fisiólogos de la Universidad de Texas pudieron demostrar que para que un cerebro funcione adecuadamente requiere que el factor neurotrófico derivado (BDNF en inglés) se estimule de alguna manera y especialmente mediante la actividad física.
Este factor es una hormona que ayuda a las células del cerebro a desarrollar nuevas conexiones con las demás; en la década de 1990 los neurólogos descubrieron que los animales de laboratorio produjeron más BDNF como resultado de una actividad física y desde entonces los geriatras, psicólogos y neurólogos han estudiado el efecto del ejercicio físico sobre las capacidades cognitivas descubriéndose por ejemplo que los cerebros de las personas muy mayores son efectivamente estimulados o evitan el riesgo de aparición de enfermedades como el Parkinson si se realiza una caminata diaria de 20 a 30 minutos.
Pero los americanos querían saber si el entrenamiento también se relacionaba directamente con los efectos positivos en el cerebro de los jóvenes, por lo que idearon un experimento con 15 voluntarios saludables pero no muy en forma a los que hicieron trabajar dos veces durante 20 minutos.
- En una ocasión los voluntarios trabajaron sobre la bicicleta a una intensidad moderada a un 20% por debajo de su umbral ventilatorio (punto en que empezaría a jadear) para luego pasar a un 56% de su consumo máximo de oxígeno.
- En la segunda ocasión lo hicieron con mayor intensidad a solo 10% por encima del umbral ventilatorio y luego pasar a un 75% su consumo máximo de oxígeno.
Antes y después de las pruebas, los investigadores usaron el strooptest para evaluar las capacidades cognitivas de los voluntarios; ésta es una prueba que midió lo bien que el cerebro procesó la información resultando en un desempeño similarmente bueno en las primeras partes fáciles de ambas experiencias, sin embargo el desempeño cognitivo mejoró sustancialmente solo después de la sesión de ejercicio más intensa.
Después de la sesión más intensa, los voluntarios demostraron niveles significativamente más altos de BDNF en la sangre, pero después de la sesión de ejercicio moderadamente intenso esto no pasó; se añade a las conclusiones que cuanto más ácido láctico se produce, mayor es la producción de BDNF.
Es tentador especular que los pulsos repetidos de BDNF inducidos por el ejercicio son un fenómeno clave en las mejoras neurológicas y cognitivas que se producen en función del ejercicio regular, ahora quedará examinar el efecto del ejercicio físico regular sobre la interacción entre la salud cardiovascular, los niveles de BDNF en reposo y la función cognitiva.