Las facturas del insomnio
La dificultad en conciliar el sueño o tener dificultad para dormir perjudica notablemente a la vida misma
Destinado a recuperar nuestras capacidades físicas, intelectuales y mentales, el sueño constituye un fenómeno vital en la existencia humana; la alternancia entre vigilia y sueño se hace con diversas substancias conectadas al ritmo circadiano; los estudios científicos demostraron la existencia en el cerebro de estructuras que controlan los mecanismos para despertar el cuerpo y otros que intervienen en la aparición del sueño.
El número de horas de sueño necesarias para recuperar el estado de alerta varía de persona a persona, entre 5 a 10 horas y las razones biológicas para estas variaciones no son conocidas; por otra parte el insomnio se define como la dificultad en conseguir iniciar el sueño, despertarse varias veces durante la noche o presentar un sueño no reparador, aunque muchas veces es menospreciado pero afecta a más del 50% de las personas en alguna parte de su vida, estimándose que aumente con la edad, siendo común a partir de los 50 años.
Pueden existir múltiples causas para este problema, desde la ausencia de un plan de sueño regular, especialmente en las personas que trabajan por turnos o que viajan regularmente a otros husos horarios, o hasta causas psicológicas siendo más común en periodos de tensión y preocupación, por otro lado la dificultad en dormir puede ser un síntoma de varias enfermedades psiquiátricas, como la ansiedad y la depresión, o enfermedades respiratorias, como la apnea del sueño.
Aunque el insomnio “no mate”, la pérdida de noches de sueño puede significar la pérdida de días de vida; un grupo de científicos de la Universidad de Wisconsin, en los EUA, descubrieron que el insomnio crónico puede estar asociado a la muerte prematura independientemente de los problemas de salud de la persona; esto se concluyó después de haber evaluado a más de 2000 personas cuyo riesgo de mortalidad era tres veces inferior comparados con los que sufrían insomnio.
La facturas del insomnio:
- La ansiedad y el estrés: los problemas de sueño aumentan la producción de cortisol que es una hormona conectada al desarrollo de ansiedad, la persona con dificultad para dormir se despierta más cansada y nerviosa pasando el día ansiosa encarando con miedo la próxima noche y provocando el llamado efecto balón de nieve que perpetúa el insomnio.
- La depresión: el insomnio puede ser el primer síntoma de una enfermedad depresiva, exigiendo atención médica; por otro lado la persona que sufre de insomnio durante un periodo largo de tiempo, acaba casi siempre con alteraciones del humor.
- La hipertensión: la mala calidad del sueño conduce al aumento de la presión arterial de cerca de 4,5 puntos mientras intenta adormecerse, consecuentemente la probabilidad de sufrir de hipertensión aumentan considerablemente.
- La diabetes: dormir 7 a 8 horas por la noche ayuda el organismo a quemar hidratos de carbono, reducir los niveles de azúcar en la sangre e impedir que se almacene demasiadas calorías, evitando así el surgimiento precoz de la diabetes.
- El envejecimiento: dormir pocas horas y el impedimento en conciliar y mantener un sueño profundo, implican caídas de las tasas de la hormona HGH cuya deficiencia está asociada a síntomas de edad, aumento del tejido adiposo, flacidez muscular, debilidad ósea y pérdida de masa muscular; en los crios y adolescentes puede afectar el proceso natural de crecimiento.
- El sobrepeso: durante el periodo de sueño, ocurre la síntesis de diversas hormonas relacionadas con regulación calórica, entonces quien duerme poco tiene más probabilidad de aumentar de peso.
- Problemas de piel y capilares: todos conocemos los síntomas asociados a una noche mal pasada; las ojeras son resultado de una dilatación de los vasos sanguíneos que se notan por el llamdo estrés del tejido vascular, mientras los problemas del cabello como la caída, atenuación o sequedad pueden ser el resultado del estrés provocado por el insomnio y los problemas de sueño.
- Infecciones y alergias: las personas que duermen apenas y sufren de estrés y ansiedad tienen una mayor predisposición a tener alergias e infecciones, un mal descanso mental lleva a una atenuación del sistema inmunológico y la persona queda más susceptible al contagio de varias enfermedades.