El elixir de la vida en el alfacaroteno
Al proteger el sistema cardiovascular incrementa las posibilidades de longevidad
Un descubrimiento hecho por los investigadores epidemiólogos americanos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades cita que el alfacaroteno estrechamente relacionado con el betacaroteno y que se encuentra en grandes cantidades en las zanahorias reduce la tasa de mortalidad en los adultos; además en las personas con un IMC elevado una alta ingesta de alfacaroteno puede casi reducir a la mitad el riesgo de morir.
Los investigadores hicieron un seguimiento a cerca de 50.000 americanos desde el periodo de 1988 a 1994 hasta el año 2006 como parte de la encuesta nacional de nutrición; uno de los índices medidos en el conjunto de voluntarios fue el nivel de alfacaroteno en su sangre determinándose cual grupo seguía con vida en el 2006 y comparando si existía una relación entre la supervivencia y el nivel medio medido de alfacaroteno.
- La mejor fuente de alfacaroteno es la zanahoria común.
- Alrededor del 75% del alfacaroteno en una dieta occidental proviene de las zanahorias; unos 200 g de zanahorias cocinadas contienen aproximadamente 7,5 mg de alfacaroteno, y aproximadamente 16,5 mg de betacaroteno y como ambos se pueden convertir en vitamina A, esto ocurre en un menor grado en el alfacaroteno siendo menos peligroso para ciertas situaciones como opción nutricional.
En este estudio los científicos descubrieron que cuanto mayor era el nivel de alfacaroteno en la sangre, menor era el riesgo de morir porque se pudo demostrar que por encima de todas las espectativas, el compuesto posee efectos cardiovasculares positivos manteniendo la presión arterial saludable y regulando los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre.
Los resultados mostraron que los niveles séricos de alfacaroteno se asociaron inversamente con el riesgo de muerte por todas las causas y mortalidad por enfermedad cardiovascular, cáncer y otras causas de enfermedad cardiovascular y el cáncer; pero también demostraron que la asociación inversa fue independiente de las características demográficas, hábitos de estilo de vida y factores de riesgo tradicionales de salud.