Cuidando la tiroides para mejorar el metabolismo
La gugulesterona, los fosfatos y el zinc ayudan a equilibrar la pérdida de la función tiroidal
Cuando hay problemas con el sobrepeso, algunas personas culpan a sus tiroides e intentan acelerarla con una agente metabólico lipolítico, que verdaderamente es muy peligroso, ya que aumenta los niveles de la hormona hasta que llegar a jugar con fuego; y si existe una hormona con la que realmente no hay que experimentar, es la hormona tiroidea, que al tener trastornos por uso de algunas soluciones sintéticas o naturales destruye no solo el entrenamiento, sino la salud y a veces en forma definitiva.
Manteniendo un perfil tiroideal saludable
Los problemas auténticos de la tiroides tienen que ser tratados por un médico, y es a él a quién nos debemos dirigir si sentimos cansancio, letargia y aumentos y pérdidas inexplicables de peso; puesto que si tuviéramos una tiroides saludable se desacelerada en determinadas condiciones (exceso de entrenamiento, falta de comida, etc.), por lo cual podemos utilizar ciertas estrategias para la ayudarla a volver a sus condiciones habituales.
Las dos hormonas tiroideas principales son la tiroxina (T4) y triiodotironina (T3), que son segregadas por la glándula tiroides como respuesta a la hormona estimulante de la tiroide (TSH) segregada por la glándula pituaria.
- Bajo condiciones fisiológicas normales, la mayor parte de la actividad de la T4 se debe a su conversión en T3.
- Por ello algunos científicos consideran a la T4 una prohormona, pero su exceso puede causar nerviosismo, irritabilidad, inestabilidad emocional e intolerancia al calor.
- Por lo tanto, nuestro cuerpo debe encontrar un equilibrio u homeostasia en los niveles hormonales correctos para mantener un metabolismo normal.
La secreción de la TSH tiene su propio ritmo cicládico, con un pico al inicio del sueño y una descenso durante el medio día; aparte de la ingesta de yodo (que aparece en la sal yodada), nuestra comida no ejerce un impacto importante sobre los niveles normales de tiroides, pero si una persona no consume suficiente yodo en su dieta, puede padecer de bocio, o crecimiento de la glándula tiroides en la base de la garganta.
En un estudio interesante, se involucró a dos personas gemelas donde uno de ellos entrenó 93 días para adquirir resistencia; ambos consumían las mismas calorías y no se modificó el porcentaje de grasa corporal, pero el gemelo que entrenó, terminó poseyendo los niveles plasmáticos inferiores de hormona tiroidea junto a una caída de los niveles de norepinefrina, que posiblemente causó el descenso de la tasa metabólica en reposo.
Como las dos hormonas mantienen el metabolismo elevado, en este caso, la estrategia de compensar el aumento del gasto energético podría haber evitado la caída de los niveles hormonales.
Las formas ideales de perder grasa
Si inducimos a un déficit calórico con el propósito de perder grasa conseguiremos un descenso en la concentración de la hormona tiroidea, pero las gugulesteronas y los fosfatos pueden ayudarnos a reducir su caída.
- La gugulesterona (750 mg) es un tipo de cetosteroide aislado de la resina de la planta hindú Commiphora mukul, que según los estudios de varias partes del mundo incrementa en hasta 60% los niveles de tiroxina (T4).
- Mientras la suplementación con fosfatos (1,65 g) dentro de un programa de dieta, aunque no favorece la pérdida de peso directamente, hace que la tasa metabólica en reposo se incremente en hasta 17%, ayudando además a una caída de los niveles de la triiodotironina (T3).
- Además de estos dos compuestos, el zinc (15 mg ) desempeña un papel importante en la modulación de la función tiroidal, porque al combinar dentro del organismo el mineral con la hormona tiroxina (T4), se obtiene un descenso significativo en la grasa corporal y en los triglicéricos séricos….entonces es mejor consumir una dosis mínima de zinc para impedir una deficiencia.