El compañero de entreno y el rendimiento
Puntos clave sobre el apoyo físico y emocional con una retroalimentación crítica y confiable
El éxito en el entrenamiento con pesas está supeditado a la obtención de tantas ventajas como sea posible, dentro y fuera del gimnasio, desde el combustible de pre y post-entreno, hasta la inspiración del ambiente que se tiene para coger los hierros, aplicar las nuevas técnicas o lograr ese enfoque mental preciso para llegar a una o más repeticiones adicionales; para lograr estos objetivos se necesita obligatoriamente de un compañero de entreno fiable, que acelere nuestro progreso con un apoyo real.
El entreno por sí solo tiene sus méritos, pero cuando entrenamos solos nos vemos obligados a llegar a ciertos instantes dentro del esfuerzo personal, que no nos acerca verdaderamente a nuestro potencial de capacidad total. Sin la confianza de la pareja de entreno, hay que lograr automotivarse, estar mentalmente fuerte y dispuesto a confiar en nuestras habilidades únicas, resolviendo el 100% de los problemas para lograr niveles de satisfacción, estado, que no siempre es alcanzado.
La motivación
Probablemente la razón principal por la cual las personas entrenan juntas es disfrutar de la motivación añadida que tal relación trae; al entrenar con un compañero dedicado, su éxito nos mueve a elevar nuestro propio juego, y el hecho de que otra persona ha invertido su tiempo en trabajar con nosotros nos motiva a trabajar más duro para no quedar por debajo del otro.
También nos volvemos un mounstro por las sacudidas hechas con frases motivadoras de nuestro socio, especialmente durante las repeticiones finales cuando un simple «fuerza…» a menudo nos lleva a sobrepasar los límites que tenemos en nuestro cerebro.
La competición
No, no en el escenario o en una reunión de poder, aunque estos siguen siendo objetivos valiosos para muchos levantadores serios; al entrenar con una persona igual de competitiva, nos vemos obligados a trabajar más duro y más eficientemente, para ganar, pues la organización de mini-competiciones permite explorar nuestros límites físicos con un incentivo extra.
En el espíritu de sana competencia a través de nuestra voluntad de trabajar a plena capacidad también acarreamos lo mejor de nuestros socios; tener metas similares a las de nuestro compañero también ayuda a fortalecer el vínculo de entrenamiento, a la vez que fomenta un entorno productivo competitivo, sin embargo, debemos ser realistas, cuando hay que reconocer la derrota, pues no hay sentido para empujarnos a un punto de lesión por el simple acto de fanfarronear.
La responsabilidad
Sabiendo que se debe estar listo para entrenar cuando el compañero elimina muchas excusas para llegar a tiempo, o programar una sesión completa, es ideal hablar y conocerse profundamente siempre y cuando sea posible, con un compromiso total dentro del proceso de formación muscular, desde la dieta hasta el descanso, y esto hacer que sea más fácil alcanzar los objetivos comunes; por el contrario, si hay desigualdades en los horarios, las metas, o los compromisos, los resultados no llegarán.
El compañero debe conocer los objetivos del entreno de uno y hay que saber de ellos; desde que se inicia el día, recordar el uso de los suplementos específicos, o recomendar algunos alimentos para ir al supermercado, sin exagerar con los consejos, puede ser un inicio de rutina genial antes de ir al gimnasio y lograr el progreso diario que esperamos con técnicas que ambos pueden empezar a discutir dentro de un ambiente de camadería, lo que incrementa la responsabilidad ante las situaciones.
La asistencia cuando sea necesario
Un compañero de entrenamiento bien adaptado no sólo será lo suficientemente fuerte para ayudar con cargas pesadas (en esas repeticiones finales), sin también puede ayudar a la carga y retirar los pesos de las barras y las máquinas. Esa asistencia ahorra tiempo para maximizar la eficiencia del entrenamiento mientras que nos permite tratar con pesos previamenet inmanejables.
También se requiere de asistencia durante los métodos de intensidad como los movimientos excéntricos pesados y repeticiones forzadas, estrategias de entrenamiento importantes que no deben intentarse sin un compañero fuerte físicamente.
Una mirada crítica
Un buen compañero de entrenamiento no debe mentir sobre la capacidad personal o la estética que uno presenta, pues debe ser ultra crítico en las cosas y basarse en la objetividad. Ya sea en relación a la forma de entrenar, el aspecto físico, conducta general en el gimnasio o la actitud, el compañero que no tiene miedo a la importante retroalimentación crítica es el activo más valioso que uno pueda tener.
Los amigos y familiares a menudo observarán un tremendo éxito (es, después de todo, sus trabajos son ofrecer apoyo moral y el ánimo positivo); pero aunque a todos nos gusta que se nos hable en términos positivos, también tenemos que recepcionar las cosas negativas, sin el cual la mejora contínua sería una tarea mucho más difícil.
La confiabilidad
La puntualidad y la voluntad de trabajar duro son requisitos clave en la búsqueda de un buen compañero de entrenamiento; los charlatanes son fácilmente distinguibles de los verdaderos conocedores del deporte, y muy poca gente tiene la fortaleza y fuerza mental de salir de las redes sociales y estar ahi para hacer grandes cosas.
Un compañero de entrenamiento debe tener el compromiso de hacer que las cosas sucedan en el gimnasio; deben estar comprometidos a largo plazo, nunca vacilante y (salvo lesión o enfermedad), y siempre dispuesto a darlo todo, porque la emoción de entrenar juntos distingue a los ganadores de los perdedores.
Una presencia positiva
Si bien todos tenemos días malos cuando nos resulta difícil estar a la altura de los desafíos de la vida diaria, un verdadero campeón sabe como y cuando cavar profundo y entregar todo lo que puede, y tal rasgo se logra a nivel profesional, pero un buen compañero de entrenamiento (y de hecho un buen entrenador) siempre debe estar positivo, y listo para inspirar en los momentos difíciles, entregando su energía al otro.
Como un compañero de entrenamiento es su deber payudar a crear las condiciones ambientales necesarias para un gran entrenamiento, pues a parte de gritar «una repetición mas…», debe ser calculador en todo momento para dar consejos útiles y estar presto a las necesidades, inspirando confianza y bienestar.
Un buen observador
Ser un buen observador significa proporcionar la asistencia suficiente para garantizar al compañero solo aquellas repeticiones que son imposibles de lograr; un compañero que tiene este argumento, sabe cuando hay que generar una cantidad mínima de ayuda para pasa la parte más dificil de una repetición, ya sea con señales verbales o no verbales, con estímulos o con el soporte de las manos o el propio cuerpo.
Además de mantener los canales de comunicación claros, concisos y abiertos, un vigilante también debe ser digno de confianza y físicamente fuerte; el compañero debe saber implícitamente que cuando se necesita ayuda, estará allí, lo que les permite mantener su mente en el trabajo de mover el hierro pesado.
Alguien más fuerte
Al entrenar con un compañero que es físicamente más fuerte, se tiene un incentivo más para llegar a ser tan fuerte, o por lo menos intentarlo; aunque pasarse de la raya en el gimnasio no es una buena opción, pues puede ser demasiado pronto o causar lesiones, las ganas de estar en la cima, siempre es bien vista si la competición es equilibrada y saludable, lo que conduce a un progreso fenomenal con resultados óptimos.
Al ser menos fuerte que el compañero, se puede estar a la altura y el desafío está ahi; este apoyo motivacional puede encararse también como una competición donde la ayuda puede significar llegar a ese nivel deseado a medida que se va progresando hasta alcanzar un nivel de fuerza y de masa muscular similar entre ambos.
El conocimiento
Un compañero de entrenamiento también puede funcionar como un entrenador, pues si esta equipado con una impresionante base de conocimiento, puede ser el equivalente a alguien poderoso, que con su fuenet de información confiable, aplicada de manera consistente, puede acelerar el progreso, mediante buenos rendimientos dentro y fuera del gimnasio.
Muchos buscan ingresar a gimnasios para lograr estar cerca de esos afamados culturistas que durante muchos años ha adquirido experiencias y títulos, por ello, el requisito clave para transformar el físico también se centra en trabajar con alguien que busca permanente actualización en biomecánica, nutrición, y protocolos de entrenamientos.