Diferenciando la adulteración de la presencia natural
Si no está claro qué es una adulteración, ¿cuál sería el futuro de nuestra industria de la nutrición deportiva?.
Los ingredientes como la proteína de suero de leche, asta de ciervo, fenetilamina (PEA) y sus derivados pueden contener sustancias naturales que dan la apariencia de adulteración… ¿pero?…
Los suplementos dietéticos son más populares que nunca durante esta temporada sanitaria, periodo donde la nutrición deportiva vinculada a la salud inmunológica y el bienestar ha crecido tanto, que el marketing y su entorno puede confundir.
NO obstante, el consumidor de suplementación ha recibido más información que nunca sobre los ingredientes, las fórmulas o la certificación, incluidos los estudios hechos por investigaciones independientes.
El marketing dirigido al consumidor (D2C) tiene consideración primordial sobre la calidad.
Más pruebas, ¿Más calidad?
Como resultado de este tipo de marketing D2C, las pruebas de contaminantes farmacéuticos como los sistemas de control de calidad contra la adulteración han despegado.
Hoy en día, se pone más énfasis en los ingredientes prohibidos en el deporte a medida que los minoristas y las tiendas de dropshipping trabajan para elevar sus productos como “LOS MEJORES” a los ojos de los consumidores.
Pero las pruebas no siempre son simples o sencillas. Diferenciar la adulteración de la presencia natural o ambiental en los suplementos dietéticos es una consideración esencial y, sin embargo, los medios para hacerlo son relativamente indefinidos.
Pero, ¿qué significa adulteración?
Un alimento o complemento alimenticio se considerará adulterado:
- Si lleva o contiene alguna sustancia venenosa o nociva que pueda hacerla nociva para el organismo.
- Pero, en caso de que la sustancia no sea una sustancia añadida dicho producto no se considerará como adulteración, en virtud de esta cláusula si la cantidad de dicha sustancia en dicho alimento no lo vuelve ordinariamente perjudicial.
Ahora bien, en el caso de elementos como metales pesados, pesticidas o agentes microbiológicos, la industria ha establecido límites de umbral que determinan si algo puede ser venenoso o nocivo.
Dichos límites se describen en las pautas proporcionadas por instituciones tanto americanas como europeas. En otros países o regiones, los diferentes límites pueden ser relevantes ya que cada jurisdicción puede determinar su propio enfoque a los contaminantes ambientales.
La industria farmacéutica también ha establecido límites de umbral para una variedad de contaminantes. Un grupo llamado Consejo Internacional para la Armonización de Requisitos Técnicos para Productos Farmacéuticos de Uso Humano (ICH) trabaja para estandarizar los límites permitidos para una variedad de impurezas que pueden estar presentes en los productos farmacéuticos.
Por ejemplo,
- El ICH Q3C se centra en disolventes residuales.
- Mientras que ICH Q3D se concentra en impurezas elementales como metales pesados.
La ICH también ha considerado la realidad de que pueden aparecer impurezas en los medicamentos y ha establecido pautas límite para abordar adecuadamente la preocupación con ICH Q3A (Impurezas en nuevas sustancias farmacéuticas) e ICH Q3B – (Impurezas en nuevos productos farmacéuticos).
Estas pautas son vitales en la industria farmacéutica (que incluso tiende a trabajar para la industria nutricional), ya que establecen niveles permitidos de sustancias no deseadas que pueden estar presentes.
Ahora bien ¿cuáles son las impurezas?
Las impurezas se pueden clasificar en las siguientes categorías: Impurezas orgánicas (relacionadas con procesos y fármacos) · Impurezas inorgánicas.
Las impurezas orgánicas:
- Disolventes residuales: pueden surgir impurezas orgánicas durante el proceso de fabricación y/o almacenamiento del nuevo compuesto.
- Pueden ser identificados o no identificados, volátiles o no volátiles, e incluyen: materias primas, subproductos intermedios, productos de degradación, reactivos, ligandos y catalizadores.
Las impurezas inorgánicas:
- Pueden resultar del proceso de fabricación.
- Incluyen los reactivos, ligandos y catalizadores, metales pesados u otros metales residuales, sales inorgánicas y otros materiales (por ejemplo, coadyuvantes de filtración, carbón vegetal).
Las impurezas y la adulteración
Las impurezas son quizás más comunes en el ámbito de la nutrición deportiva, sin embargo, no se ha desarrollado un modelo de este tipo para evaluar la importancia de los compuestos que podrían considerarse impurezas.
En cualquier ámbito las impurezas que llevan a un producto a considerarse como adulteración pueden surgir de la contaminación del campo, el agua tratada utilizada para regar los campos que contiene compuestos farmacéuticos, los objetivos de extracciones no deseados o la presencia natural de compuestos que no son el enfoque principal de un ingrediente o producto.
Aunque los compuestos pueden estar presentes en cantidades insignificantes de partes por billón (ppb) o partes por millón (ppm) sin un modelo para considerar si son perjudiciales para la salud, estas cantidades a menudo se tratan como adulteración y pueden resultar en retiradas del mercado o acciones regulatorias contra el producto en cuestión.
En fin, conforme vamos innovándonos la industria de la nutrición deportiva debe considerar si un compuesto que se identifica durante las pruebas es adulteración o se da por presencia natural o ambiental.
Para ello se necesita un modelo similar al ICH, de modo a tratar adecuadamente la presencia de compuestos no deseados y NO CONFUNDIR a los consumidores a nivel global, simplemente desaprobando el uso de una fórmula.