La actividad física y la dieta eliminan el efecto engorde de los PFAS
Las sustancias de perfluoroalquilo y polifluoroalquilo (PFAS) son un grupo de sustancias químicas sintéticas que persisten en los seres humanos y el ecosistema y se detectan universalmente en las poblaciones de todo el mundo. Casi toda la población general de EE. UU. (> 95%) tiene concentraciones séricas detectables de varios PFAS, que en gran parte tienen una fuerte estabilidad química y térmica, con grupos hidrofóbicos e hidrofílicos, que los hacen valiosos para aplicaciones industriales pero resistentes a la degradación ambiental y fisiológica.
Los PFAS se han utilizado en ollas antiadherentes, aceite y agua, además en tejidos resistentes, envases de alimentos a prueba de grasas, productos para el cuidado personal, esmaltes para pisos y espumas contra incendios y como surfactantes industriales. La exposición humana a PFAS ocurre a través de fuentes directas e indirectas incluyendo agua potable contaminada, alimentos, productos de cuidado personal, tierra, polvo y aire y según otros estudios, tiene un efecto pro-obesidad.
Los PFAS aparecen en concentraciones cada vez más altas en la sangre humana y que estimulan la acumulación de células grasas. Investigadores de la Harvard Medical School recientemente publicaron un estudio en humanos en la revista JAMA Open que deja en claro que un poco de dieta y actividad física adicional eliminan el efecto de engorde de los PFAS.
Combatiendo la obesidad por otra vía
Los investigadores utilizaron datos de 957 sujetos de entre 40 y 64 años que habían participado en un experimento 15 años antes; la mitad de los sujetos había recibido educación estándar sobre alimentos saludables (placebo), la otra mitad había sido supervisada intensamente para entrenar al menos 150 minutos por semana, comer alimentos más sanos y perder al menos 7% del peso corporal (estilo de vida).
Antes de que comenzara el experimento, y dos años más tarde, los investigadores habían tomado muestras de sangre de sus sujetos nuevamente; en estas muestras de sangre, los investigadores midieron la concentración de PFAS. Al analizar los resultados, la tendencia fue que, a medida que aumentaba la concentración de PFAS en la sangre de los sujetos. Cuando los investigadores dividieron sus datos y observaron por separado a los sujetos en el grupo placebo y el grupo experimental, encontraron evidencia de que los PFAS tuvieron un efecto obesogénico en el grupo placebo, pero no en el grupo de estilo de vida saludable.
La conclusión fue que entre los adultos con alto riesgo de diabetes tipo 2, observaron que concentraciones más altas de PFAS en plasma se asociaron con un aumento prospectivo y de largo plazo en el peso entre los individuos aleatorizados a un grupo placebo, pero no para aquellos asignados al azar a una intervención de estilo de vida con una dieta equilibrada y entrenamiento frecuente, sea moderado o intenso, según los investigadores.
Este estilo de vida confiere muchos beneficios, pero estos resultados sugieren que otro beneficio podría ser la modificación y la atenuación de los efectos obesogénicos de sustancias químicas ambientales como los PFAS, lo que da al entrenamiento y la dieta un valor añadido importante para cualquier ser humano.
Este estudio tuvo múltiples fortalezas importantes que incluyeron un seguimiento prolongado, una evaluación de la exposición objetiva y repetida, y una alta calidad de los resultados y datos de covariables recopilados. Además, la ejecución exitosa de la intervención de estilo de vida brindó una oportunidad única para probar la hipótesis, lo que debería ser tomado en cuenta en definitiva por los círculos médicos, que solo prescriben medicamentos y aún están resistiendo la idea de prevenir con estas sencillas herramientas, como ser la dieta y el entrenamiento.
Fuente
- Jama Network Open: Association of Perfluoroalkyl and Polyfluoroalkyl Substances With Adiposity