La controversia sobre los saborizantes naturales y artificiales
Si una persona aborrece a los saborizantes «artificiales» y solo bebe agua sacada de manantiales vírgenes preparadas por mujeres amish jóvenes y almacenadas en jarras hechas de cáscaras de quinua orgánica, entonces puede ser la expresión fantástica de la vida saludable. Es un silogismo de lo que mucha gente desarrolla como hábito casi obsesivo y es más, se mantienen ahí sin modificar sus ideas y no hace falta decir que todo lo que comen debe hacerse de saborizantes naturales.
La FDA define un sabor natural como “el aceite esencial, oleorresina, esencias o destilado extraído, hidrolizado de proteínas, o cualquier producto de tostado, procesado por calentamiento o enzimólisis, que contenga los componentes aromatizantes derivados de una especia, zumo de fruta o fruta, zumo de vegetales o vegetales, levadura comestible, hierba, corteza, brote, raíz, hoja o material vegetal similar, carne, mariscos, aves de corral, huevos, productos lácteos o productos de fermentación de los mismos, cuya función significativa en los alimentos es aromatizante en lugar de nutricional «.
Esa explicación legal es bastante abarcadora, pero la realidad del saborizante «natural» es aún más intrincada y mucho más tortuosa. El hecho de que algo esté etiquetado como «natural» no significa que un trabajador mal pagado esté rallando cáscaras de naranja en un refresco. Lo que sí significa es que seguro porque el sabor se encontró en la naturaleza, luego se extrajo y se mejoró para añadirse a la comida o bebida en cuestión, pero a lo largo del camino, el sabor natural puede haber recogido de 50 a 100 ingredientes, algunos naturales y otros artificiales, incluidos los solventes y conservantes que podrían compensar el 80% a 90% del saborizante.
Sabor natural vs sabor artificial
Los saborizantes naturales son básicamente una combinación de cualquiera de los anteriores para engañar al cuerpo y cerebro y hacerle pensar que lo que se está saboreando es en realidad lo que se está comiendo. En realidad hay más de 2000 productos químicos que se combinan en promedio para hacer solo 500 sabores naturales; se necesitan entre 70 y 80 intentos para perfeccionar la fórmula y engañar a las papilas gustativas y así activar todos los sensores de placer dentro del cuerpo. Esto es lo que queremos decir con «natural». Sí, es natural en el sentido de la definición formal, sin embargo, no es verdaderamente natural.
La verdad incómoda es que las moléculas de los saborizantes artificiales podrían ser mejores que las de los saborizantes naturales; por un lado, las moléculas son idénticas a las del saborizante natural, solo que se sintetizaron en un laboratorio. Irónicamente, incluso es posible que los saborizantes artificiales sean más seguros que las versiones naturales porque los sabores artificiales son en realidad de composición más simple y se fabrican solo con componentes de seguridad demostrada, por lo menos para comercializar en el Unión Europea.
Los saborizantes artificiales también pueden ser más seguros desde el punto de vista ambiental, ya que las empresas a veces tienen que hacer grandes esfuerzos para obtener sabores naturales porque a menudo no son suficientes para todos. Digamos, por ejemplo, que usan todas las uvas para dar sabor natural… esto no se puede hacer, aunque algunas empresas a veces recurren a la tala indiscriminada de un bosque, por lo que hay más superficie cultivada para cultivar más uvas o mangos, o cualquier sabor natural que les falte.
Entonces, ¿por qué no usar sabor artificial todo el tiempo?
Los avances en la tecnología permiten controlar el suministro de alimentos en más formas que nunca, además de modificar y crear nuevos alimentos. Hubo un momento en que si se probaba un alimento y algo tenía un sabor a cereza, lo más probable era que fuera una cereza, por otro lado hubo un tiempo en el que el salmón no estaba cubierto de tintes artificiales para hacerlo más atractivo para los consumidores.
Sería mucho más fácil usar ingredientes artificiales en todas las comidas, pero a los especialistas en marketing les gusta usar la palabra «natural» porque transmite un aura de salud; esto también les permite desarrollar una cobertura más amplia de clientes. Nutricionalmente, sin embargo, los saborizantes naturales podrían contrastarse con los saborizantes artificiales y no hay motivo de preocupación sobre la seguridad.
Si bien es casi imposible distinguir ciertos gustos del cerebro en relación a los saborizantes naturales y sus contrapartes producidas en el laboratorio debido a la tecnología. Hay que tener en cuenta que existen también productos con saborizantes artificiales que pueden ser tóxicos, pues son productos de baja calidad sin certificación, que muchas veces llegan a la mesa de cualquiera.
En fin, cuando se trata de etiquetas de alimentos, es mejor evitar cualquier producto que tenga saborizantes artificiales, sin embargo, la única diferencia real entre los saborizantes naturales y artificiales es el origen de los productos químicos. Los saborizantes naturales (típicamente) se crean a partir de cualquier cosa que sea comestible, mientras que los saborizantes artificiales provienen de ingredientes que no son comestibles (es decir, petróleo).
Aunque los saborizantes naturales suenan mejor, aún se pueden procesar en laboratorios y otros productos químicos se pueden combinar para imitar sabores reales; actualmente, «natural» es una definición que no se supervisa de cerca en la industria alimentaria, por tanto es mejor no confiar completamente en el término “natural” en los envases, usar el sentido común al comprar los alimentos, evitar los alimentos procesados, leer las etiquetas y comprar productos con ingredientes reconocidos.
Fuentes
- Organics Health: Natural vs Artificial Flavors
- The salt reviews: Is Natural Flavor Healthier Than Artificial Flavor ?