Un estudio americano hecho con animales y publicado en el 2007 en el Journal of Nutrition sugiere que los champiñones (perteneciente a la familia de las setas) hacen que las células asesinas naturales se comporten más agresivamente hacia las células cancerosas; en fin, la resultante del estudio cita que una dieta que contenga cantidades relativamente grandes de champiñones comunes puede ofrecer protección contra el cáncer.
Para probar su teoría los investigadores congelaron los champiñones y los trituraron hasta hacer polvo de ellos; posteriormente, mezclaron el polvo con la alimentación que dieron a un grupo de roedores durante 10 semanas. Un grupo de animalitos recibió alimento que consistía en 2% de polvo de champiñones y otro grupo recibió un alimento con 10% de champiñones, mientas el tercer grupo recibió un alimento estándar; el alimento del primer grupo (2%) simulaba a una dieta normal de la gente que come champiñones a menudo, mientras el segundo grupo (10%) simulaba a una dieta de personas que usan suplementos que contienen extractos de setas o champiñones.
Los ratones en todos los grupos de dieta permanecieron saludables durante todo el experimento; la ingesta diaria de alimentos de los ratones alimentados con champiñones (ambos grupos) varió de 3 a 3,6 g/d, pero el peso corporal no difirió entre los tres grupos, incrementándose de 1,6 g a 1,7 g después del período de alimentación de 10 semanas sin diferencias en la ganancia de peso corporal entre los grupos.
Al final del experimento en ese período de tiempo, los investigadores extrajeron células inmunitarias, y por lo tanto también células asesinas naturales desde el bazo de los ratones (esplenocitos). Esas células se mezclaron con células cancerosas en diferentes proporciones en tubos de ensayo (células diana), observándose que comer champiñones aumentó el número de células cancerosas destruidas.
Para todas las relaciones, las células diana evaluadas, la actividad de las células asesinas naturales se incrementaron significativamente mediante la suplementación con champiñones de una manera dependiente de la dosis de suplementación, de acuerdo a lo expresado en la figura.
La actividad de las células asesinas naturales (NK) se expresó como actividad matadora por número dado de células y se calculó basándose en los esplenocitos totales usados en este ensayo y el porcentaje de células asesinas naturales (NK) en los esplenocitos obtenidos del ensayo controlado por software y por medios bioquímicos controlados.
En otro experimento los investigadores estimularon las células asesinas naturales con “concanavalina A”, una sustancia que el sistema inmunológico identifica como patógeno; en este escenario, las células asesinas naturales eran más activas si los ratones habían comido champiñones.
Los investigadores piensan que los polisacáridos (cadenas de azúcar indigeribles) son el ingrediente activo en los champiñones que cumplen esta preciosa función. Los resultados de este estudio demuestran que la suplementación dietética con champiñones blancos mejora la actividad de las células asesinas naturales y que este efecto está mediado a través de una mayor producción de los compuestos IFN-gamma y TNF-alfa en el organismo.
Así, el consumo de champiñones blancos puede aumentar la inmunidad innata a los tumores y las infecciones virales, aunque se necesitan estudios futuros para determinar la importancia clínica de estos hallazgos, particularmente en aquellos con deficiencia de las funciones inmunitarias, como los ancianos y en los que tienen cáncer. El Ministerio de Agricultura de Estados Unidos y el Mushroom Council, una organización que representa a productores de hongos americanos, financiaron el estudio, aunque los resultados se muestran objetivos y no tendenciosos hacia la industria de la suplementación.