Grandes cantidades de café no son buenas para el corazón y los vasos sanguíneos, pero beber sólo un par de tazas al día reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares según la ciencia; los epidemiólogos lo saben desde hace unos años, pero la forma en que la ingesta moderada de café protegía el corazón no se conocía, por lo menos hasta ahora.
Un estudio finlandés publicado en 2004 en el Journal of Nutrition muestra la relación entre el consumo de café y el número de casos de ataques cardíacos en hombres de mediana edad, representando un vínculo positivo entre el café y la salud del corazón. En este estudio, una ingesta de café de 600 mililitros por día tuvo un efecto protector y esto también lo certifica un estudio suizo publicado recientemente en el American Journal of Clinical Nutrition.
En ese estudio, los investigadores proveyeron a diez voluntarios de prueba una taza de café temprano en la mañana y luego tomaron muestras de sangre. Los científicos luego expusieron colesterol LDL (colesterol dañino) en muestras a iones de cobre que oxidan el colesterol LDL; sabemos que esta versión de colesterol oxidada es bastante mala para los vasos sanguíneos.
Los investigadores observaron que, después de beber café, el colesterol LDL en los sangre de los voluntarios de prueba estaba protegido contra la oxidación. Por lo menos, tardó más tiempo para que el colesterol LDL se oxidara. Inmediatamente después de beber el café no pasa nada, pero el colesterol LDL en una muestra tomada 30 minutos después de beber el café se oxida más lentamente y en 60 minutos se oxida aún más lentamente.
Cuando los investigadores analizaron el colesterol LDL analizaron porque pasa esto; después de beber el café, los fenoles en el café como el ácido ferúlico y el ácido clorogénico se incrustaron en el colesterol LDL, evitando que se oxide. Y no son sólo los fenoles en el café hace esto a nivel general, sino que los agentes fenólicos «quercetina y catequina, daidzeína y genisteína, rutina y quercetina y tirosol» que también se encuentran en el té verde, la soja y el aceite de oliva hacen un trabajo genial para evitar el proceso dañino.
Si bien la investigación fue financiada por la industria alimenticia, como por el Instituto de Información Científica del Café y el Comité de Efectos Fisiológicos del Café de Estados Unidos, el mecanismo es lógico y objetivamente plantea el poder del café para regular el colesterol.
En otro estudio publicado en la misma revista pero del año 2016, se evaluó el comportamiento de 47 voluntarios que consumían café regularmente;
- En el primer mes de este estudio, los voluntarios se abstuvieron de beber café.
- En el segundo mes, cada voluntario consumió 4 tazas de café filtrado por día (cada taza contenía 150 ml de café).
- En el tercer mes, cada voluntario consumió una gran cantidad de café; unas 8 tazas por día, lo que parece demencial.
Para obtener los resultados, se recolectaron muestras de sangre a lo largo de este estudio de investigación, midiéndose el colesterol total, colesterol HDL, colesterol LDL («colesterol dañino») y cafeína, así como varios marcadores de inflamación.
Lo que se demostró es que el consumo diario regular de 8 tazas de café por día reducía significativamente los niveles sanguíneos de varias proteínas asociadas con la inflamación crónica (hasta un 16%, en comparación con el consumo de café). Por otra parte, los niveles de colesterol HDL aumentó en un 7% durante la fase final de este estudio (cuando se comparó con la primera fase «sin café»).
Esta intrigante y pequeña investigación clínica prospectiva reveló que beber 8 tazas de café por día parecía disminuir el nivel de proteínas asociadas a la inflamación en el cuerpo, al tiempo que aumentaba los niveles de colesterol HDL en la sangre. Sin embargo, la pregunta muy importante de si estos cambios bioquímicos se pueden dar con suplementación con cafeína o cafés diseñados con ciertos tipos de agentes fenólicos específicos.
