¿ Sin carbohidratos en el post-entreno ?
Cuando la mayoría de la gente piensa en un cuerpo diez, sólo piensan en la pérdida de grasa; esto a menudo resulta en reducir calorías en forma extrema, cortar carbohidratos y mantener protocolos de entrenos que pueden ser contraproducentes a largo plazo, debido a la presencia de un ambiente catabólico crónico; por ejemplo, hacer horas de cardio al día y cortar un alimento como la lechuga porque contiene 1 g de carbohidratos.
El catabolismo a corto plazo es beneficioso, ya que ayuda a descomponer los nutrientes de la energía almacenada como combustible, tanto como glucógeno o grasa corporal. Pero catabolismo crónico a largo plazo es altamente problemático para las metas de mejora física porque conduce en última instancia a la pérdida de músculos y a la ganancia de grasa del cuerpo, a pesar de altos niveles de actividad y del bajo consumo de alimentos.
Por consecuencia, los atletas que entrenan visando un cuerpo diez o rasgado no pueden pensar en cosas «ardientes» todo el tiempo, incluso durante las fases de pérdida de grasa. También se debe prestar atención a la recuperación y el crecimiento muscular, o por lo menos, el mantenimiento muscular, pensando como el “Ying” y el “Yang” de la composición corporal; en todo sentido, se necesita un equilibrio durante la dieta y el entreno.
Cuando una persona sedentaria come consistentemente carbohidratos refinados, la insulina es elevada crónicamente y hay demasiada actividad anabólica, haciendo que el cuerpo esté siempre en “modo de almacenamiento”, incluyendo el almacenamiento de grasa corporal. Si esto no se compensa con la actividad «catabólica» o la quema de nutrientes almacenados a través del ejercicio, el efecto neto es igual al sobrepeso.
Lo que sucede cuando el otro lado de esa ecuación se vuelve desequilibrada es un poco más complicado; si el atleta se inclina demasiado en la otra dirección (es decir, realizando una actividad intensa mientras restringe crónicamente las calorías/carbohidratos, especialmente después del entreno) hay consecuencias negativas. La falta de desarrollo físico y de composición corporal se observa a pesar del esfuerzo hecho, porque el ejercicio es una actividad catabólica que causa un daño microscópico (en forma de lágrimas) en el tejido muscular.
Pero, lo que algunos han olvidado es que este proceso catabólico debe ser compensado con un período de recuperación anabólica para que la adaptación física se produzca; la reparación muscular (un proceso anabólico) solo se da con una ingesta nutricional adecuada, que incluye algunas proteínas y carbohidratos en forma definitiva, quebrando el proceso catabólico que es letal.
Este dominio excesivo del cortisol se ve agravado por dos factores de estilo de vida;
- Los estilos de vida modernos, especialmente los de profesionales orientados a la carrera, son muy estresantes, haciendo que sus niveles de cortisol sean crónicamente altos debido al estrés de la vida corporativa.
- Agregar a este ambiente hormonal negativo una nutrición inadecuada después del entreno es lo contrario a lo que pretende ser beneficioso.
Los que carecen de combustible anaeróbico real mediante la ingesta de carbohidratos a menudo lo compensan con energía artificial proveniente de estimulantes (café, bebidas energéticas, píldoras que queman grasa), aunque algunos son efectivos, pero en dosis que no son moderadas a falta de carbohidratos.
La dependencia sigue siendo química; si el consumo de cualquier compuesto natural es exagerado, el cortisol permanece crónicamente elevado, contribuyendo al síndrome de «grasa corporal obstinada». Este es el escenario exacto para muchos atletas de fuerza que siguen dietas bajas en carbohidratos; están confundidos, pensando que los planes de dieta baja en carbohidratos que son mejores para los sedentarios, son también lo mejor para ellos.
Nada más alejado de la realidad; el resultado de este ambiente hormonal es el «síndrome de grasa-grasa»; los chavales y chicas que entrenan duro consistentemente siguen la tendencia de consumir pocos carbohidratos, pensando que van a perder grasa, pero en realidad tienden a compensar la actividad catabólica con un período de recuperación anabólica, que los mantiene con masa grasa.
Estos atletas pueden mejorar los parámetros de rendimiento (mejorar la fuerza, la resistencia, la capacidad de realizar algunos ejercicios), pero la apariencia no está cambiando y en muchos casos, está empeorando. El hecho es que para la persona con genética media, la elección de una vía natural de reducción de carbohidratos, le hará imposible mejorar su apariencia; en fin, sabemos que los carbohidratos en exceso inhiben el proceso de pérdida de grasa porque la elevación crónica o la sobreproducción de insulina pueden conducir a la ganancia de grasa corporal.
Sin embargo, en las cantidades adecuadas y situaciones (es decir, después de un entreno intenso donde la sensibilidad a la insulina es alta), puede ser una buena idea consumir carbohidratos que son anti-catabólicos en este momento, iniciando el proceso de recuperación y reparación, ayudando a quemar grasa corporal en ese período.
Fuente
- T-Nation Research: The Problem with No Carbs Post Workout