La genética en el fisiculturismo
Más vale el esfuerzo y la superación, que la propia genética para formarse como fisiculturista
Mucho se comenta sobre la importancia de la genética en el fisiculturismo, es decir, poseer genes que le permitan alcanzar un físico extremadamente desarrollado. La predisposición de determinado individuo para tener mejor simetría, mayor masa muscular y poco porcentual de grasa está directamente vinculada a la herencia genética heredada por él a través de los genes. Lo contrario también ocurre, naturalmente, pues las características negativas, tal como la propensión a la obesidad también es heredada.
La confusión ocurre porque la genética no es un juego de barajas marcadas y muchas variables pueden ocurrir en un ambiente de probabilidades. Veamos: una pareja de obesos probablemente va a generar hijos obesos (aunque esta característica sólo se manifieste más tarde). Sin embargo, ser hijo de padres obesos no significa una «condena» a ser gordo. Es fundamental observar que «heredamos» también hábitos alimenticios, sólo que no a través del ADN y sí por la convivencia. Esto es obvio: los hijos de una pareja que tiene malos hábitos alimenticios (mucha grasa y fritura por ejemplo) tendrán grandes posibilidades de adopten la misma dieta de los padres. En este caso, la genética y la alimentación estarán en contra de esta persona.
Lo más importante
En general una persona empieza a entrenar entre los 15 y 20 años; y en esta fase, ya somos responsables por lo que ingerimos, por ello aquellos que siempre comieron de forma saludable deben seguir esta línea y hasta mejorar, y a los demás que crecieron comiendo «tonterías» (y en esta especialidad entra la amplia mayoría) es la hora de hacer un cambio radical en los hábitos alimenticios.
Hecho este cambio de hábitos, nos resta la «maldecida» genética. Maldecida porque raramente alguien está satisfecho con ella. Algunos individuos, sin embargo, no tienen que quejarse. Son pocos los afortunados que comen mal y no engordan. El problema mayor es que tendemos a entregarnos al derrotismo, teniendo una auto-imagen negativa. Es común que oigamos: «mis piernas son finas y no crecen«. Las piernas en especial, son miembros realmente difíciles de desarrollar y pueden llevar años para que eso ocurra, pero que sólo irán a crecer si fueren entrenadas con mucha carga y persistencia, pero cuantos de nosotros entrenan piernas adecuadamente ? El mismo ejemplo vale para las pantorrillas, la parte más afectada por aquellos que se quejan de la «madre naturaleza». Cuántos prefieren entrenar pantorrillas y piernas en paralelo a los pectorales y brazos? Muy pocos.
Vamos a ejemplos prácticos. Un atleta que es considerado una perfección genética para el fisiculturismo, se llama Kenneth «Flex» Wheeler. «Flex» posee una buena estructura, buenísima simetría y un físico que recuerda los héroes de las viñetas: cintura fina, brazos y hombros enormes, espalda en formato de «V» y piernas que son más gruesas que la propia cintura, además de un físico «rasgado» cuando entra en competición. Pero no siempre él fue así, «Flex» empezó a competir en la adolescencia, siendo extremadamente delgado. Cuántos adolescentes no desisten al entrenamiento pues porque son medio gorditos o porque son flacuchos ?
Muchos van a atribuir esta evolución del «Flex» a los suplementos y otras drogas, pero el hecho es que mismo con todos esos recursos farmacológicos, él se volvió un «monstruo» de la genética y estos recursos son usados por miles de otros atletas que no obtienen el mismo resultado. Sin duda que el binomio genética y suplementos puede llevar una atleta a un nivel de clase mundial.
Otro Monstruo se llama Nasser El Sonbaty, no por el físico estético, pero sí por el tamaño gigantesco. Nasser no se acerca a tener una cintura fina como el propio «Flex» Wheeler, pero tiene una masa muscular fenomenal. Sólo que la genética en sí no habría hecho de él un profesional del fisiculturismo mundial, si no fuese la dedicación y el deseo de ser lo mejor que él podía ser.
El mensaje final
No hay dudas que para llegar al top del fisiculturismo hay que antes de nada más, poseer una excelente genética. Sin embargo, en un nivel normal de competición y sobre todo para aquellos que entrenan de forma «recreativa», visando sólo llegar a ser apreciado en las playas, la genética no es tan importante. Más vale una persona que supera sus limitaciones genéticas con mucha dedicación a los entrenamientos y dieta controlada que alguien que por ya tiene el abdomen definido, y prefiere comer chocolates y ver TV por las tardes. Además, el fisiculturismo, es un deporte que puede ser muy bien definido por la palabra superación, pues tiene todo que ver con esfuerzos sobrehumanos y con la superación de los límites, incluyendo la maldita genética.