La importancia del acompañamiento nutricional
El gasto calórico y la distribución nutricional son los aspectos más importantes
Hay cierta negligencia en los practicantes de actividad física en la forma en como están orientando su propia alimentación. Las personas están usando al ejercicio físico como excusa para cometer excesos, imaginando el hecho de que al practicarlos se liberan de cualquier reglamentación de la alimentación. En realidad la práctica de ejercicios mejora y mucho los procesos fisiológicos que tiene lugar en el organismo, pero eso no quiere decir que sea la única responsable por la mantención de la buena salud.
Al entrenar duro se somete el cuerpo a un estrés intenso metabólico que hace que tengamos que respetar determinadas etapas del metabolismo. No es sólo el equilibrio del número de calorías consumidas diariamente lo que importa, ni las matemáticas son precesisas desde el punto de vista del organismo. Un ejemplo es que si consumimos 500 kcal demás y no siempre engordamos, pero cuando engordamos no basta consumir 500 kcal o menos. Eso sucede porque el cuerpo hace una modulación de su tasa metabólica en orden de intentar equilibrar el factor de exceso o falta de energía. Esa modulación es realizada de acuerdo con los aspectos diarios de la vida en cuestión, por ejemplo: el esfuerzo inherente de las actividades diarias, la práctica de actividad física, horarios de alimentación, distribución de las calorías en el día, y la composición de la dieta (cantidad de azúcar simple, proteínas, gorduras, tipo de grasa, etc…).
Aspectos en la dieta orientada a la rutina deportiva y a la obtencion de resultados estéticos
- El número total de calorías es el primer aspecto cuando pensamos en alimentarnos adecuadamente. Este número debe ser adecuado al gasto mediano diario en un modo que, no hay que sobrepasarse mucho, pero tampoco consumir por debajo de lo necesario. Cuando sobrepasamos poco nuestra necesidad diaria de calorías el cuerpo aumenta el gasto para compensar ese aporte extra de energía a través de la generación de calor, en un proceso que llamamos de termogénesis. Cuando consumimos menos calorías, experimentamos síntomas de que el organismo está «desacelerando», es decir, disminuyendo sus funciones en orden de ahorrar energía. Algunos de esos síntomas son: cefalea, déficit de atención y de concentración, mayor percepción del esfuerzo, fatiga precoz, intolerancia la actividad física, somnolencia y disturbios del sueño, entre otros. Pero una vez que tanto el exceso o la falta de calorías se establece como rutina, el cuerpo altera su puesta en marcha y pasa a adecuarse para aquella nueva conformación, aumentando o disminuyendo el peso corpóreo.
- La distribución de esas calorías a través del día es el otro aspecto a ser considerado. Saber distribuir el total de calorías durante las varias comidas del día es el arte de organizar de forma a dar aporte energético en las diferentes horas del día, recuperando, manteniendo y preparando el cuerpo para que las diversas etapas del día sean cumplidas. Esa distribución tiene en cuenta factores como períodos de mayor necesidad calórica, períodos de mayor absorción, necesidad de determinados nutrientes, necesidad de construir reservas energéticas o de recomponerlas, entre otras. Una distribución famosa es a 35%-35%-15%-15%. Esos porcentajes indican el cuanto es consumido del total de la dieta diaria distribuidas en 4 períodos: desayuno, almuerzo, merienda de la tarde y cena. Como podemos percibir, el café de la mañana y el almuerzo son las comidas de mayor contenido calórico, a medida que la merienda de la tarde y la cena son comidas menores desde el punto de vista calórico. Eso presupone que por la mañana, necesitamos de una cantidad adecuada de alimentos para rehacer nuestro stock energético post-ayuno nocturno y también preparar el cuerpo para el desgaste del día. En la sección de la tarde y noche, presuponemos que las necesidades calóricas son menores, por lo tanto disminuimos también el aporte calórico con el objeto de compensar esa diferencia.