Intolerancia a la lactosa
Los síntomas de la intolerancia a la lactosa raramente consisten en una amenaza a la vida de la persona, pero causa gran incomodidad, empeora de la calidad de vida, y promueve la pérdida de productividad.
La intolerancia a la lactosa es la discapacidad de digerir cuantías significativas de lactosa, el azúcar predominante de la leche. Esta discapacidad resulta de una falta del enzima lactasa que normalmente es producida por las células que forran el intestino delgado. La lactasa fractura el azúcar de la leche en formas más simples, para que pueda ser absorbido por la sangre. La tolerancia a la lactosa es variable y especifica para cada individuo. El umbral de tolerancia de la leche y de los productos lácteos sólo puede ser determinado por la ejecución de pruebas y por observación a través de médicos profesionalmente cualificados.
La leche y otros productos lácteos no fermentados, que son las fuentes naturales de la lactosa deben ser evitadas. Los productos fermentados de origen lácteo, por otro lado, son bien tolerados porque las bacterias abundantes de ácido láctico presentes en estos productos digieren la lactosa.
Otros productos alimenticios que puedan contener lactosa que incluyen el pan y otros productos cocidos en el horno; cereales procesados; patatas instantáneas, sopas, margarina, salsas de ensalada, dulces, biscochos, y tortas dulces deben ser evitados. Es importante leer las etiquetas de los alimentos con cuidado, mirando no sólo a la leche y a la lactosa en el contenido, sino también las palabras tales como suero de leche, coágulos, productos derivados de la leche, sólidos de la leche secos, y leche en polvo magra.
Con la perspectiva de que la mayor parte de los alimentos listados cuenten nutrientes importantes, juntamente con el hecho de que las personas difieren en las cuantías y tipos de alimentos que pueden tolerar, es importante para cada persona aprender por sí misma a través de intentos personales y cometiendo sus propios errores, cuanta lactosa él o ella consigue tolerar.
Los productos lácteos con contenido de lactosa reducida están disponibles en el mercado y son sustitutos adecuados de los productos convencionales que contienen lactosa. Los productos comerciales están disponibles en varios grados de reducción de la lactosa. Una bajada de 50% de la lactosa puede ser adecuada para aliviar las señales y síntomas de la intolerancia a la leche en la mayoría de los individuos saludables con mala absorción de la lactosa.
Se sugiere que el yogur es tan efectivo como la leche con lactosa hidrolizada para aliviar los síntomas de intolerancia a la lactosa. La actividad de la lactasa en los yogures puede variar. Los yogures que poseen culturas endógenas tras la pasteurización contienen mayor actividad enzimática de la lactase.
Los productos de la soja son excelentes opciones para las personas con intolerancia a la lactosa, además de que la soja presenta buena biodisponibilidad con el calcio y en nuestra tienda virtual contamos con los mejores suplementos para este sector.
El tratamiento de la intolerancia a la lactosa requiere la reducción del consumo de alimentos que contengan azúcar para alivio de los síntomas. Los estudios mostraron que el consumo de yogures y otros productos fermentados (como leches fermentadss) son bien tolerados, así como algunos quesos (los que, en su proceso de fabricación, son envejecidos, como el cheddar, el suizo y el gorgonzola).
Para una persona deficiente de la enzima, sin embargo sin síntomas de intolerancia, no es necesaria una completa exclusión de la lactosa, sobre todo si la misma fuere consumida juntamente con las comidas o en forma de los productos mencionados previamente (Beyer 2005, Heyman et al. 2006). De la misma forma, ingerir pequeñas porciones de leche por vez, durante varias semanas, no induce a los síntomas de la intolerancia y puede, todavía, mejorar la tolerancia del individuo (Beyer 2005, Heyman et al. 2006, Téo 2002).
Hay, finalmente, factores sicológicos estresantes que deben ser considerados durante el tratamiento, pues pueden exacerban los síntomas de la intolerancia (Téo 2002). Además, las personas diagnosticadas con intolerancia a la lactosa deben recibir adecuado consejo nutricional en relación a los alimentos que deben restringir y en relación la cantidades y sustituciones (Matthews et al. 2005).
Una otra preocupación en relación a la alimentación de los pacientes con intolerancia a la lactosa es garantizar que la dieta tenga cantidades de calcio, vitamina D y proteínas adecuadas en relación a la buena puesta en marcha del organismo. La importancia de eso reside en el hecho de que un bajo consumo de calcio lleva a una mayor fragilidad ósea (mineralización deficiente).
Los síntomas de la intolerancia a la lactosa raramente consisten en una amenaza a la vida de la persona, pero causa gran incomodidad, empeora de la calidad de vida, y promueve la pérdida de productividad. El tratamiento es relativamente simple y enfocado en la reducción o eliminación de la lactosa de la dieta, atentando siempre a la adecuación del consumo de calcio (Heyman et al. 2006).