La seguridad al consumir frutos de mar
Si no se toman algunas medidas para adquirilos y consumirlos pueden pasar de ser benéficos para la salud y transformarse en alimentos perjudiciales
La preferencia por los deliciosos y nutritivos frutos de mar nos lleva a aconsejar a nuestros amigos sobre la seguridad para consumirlos; sabemos que los camarones, los platos con mejillones, langostas, mariscos, cangrejos, ostras, vieiras, o calamares entre otras especies son muy apreciadas en la cocina mediterránea y presente en la dieta de muchos atletas como alternativa a las carnes, pollo, pavo o pescados. Pero los frutos del mar cuando crecen en aguas poluídas pueden ser contaminados con varios tipos de bacterias y transmitir varias enfermedades, inclusive promover la aparición de hepatitis, por lo tanto se debe tener mucho cuidado a la hora de comprarlos y prepararlos.
Valor nutricional de los frutos de mar
Son una excelente opción para quienes se preocupan por su salud y el bienestar;
- Son ricos en proteínas de buena calidad y poseen menos grasa que las carnes rojas y de aves; aunque la mayoría sea rica en colesterol, no tiene gran impacto para la salud del consumidor por ser pobres en grasa saturada impidiendo que el colesterol pase al torrente sanguíneo.
- Contienen mucha vitamina del complejo B y minerales como calcio, fósforo, fluor, cobre, yodo, magnesio, potasio y zinc.
- Además son poco calóricos, cuando comparamos con otros alimentos proteicos similares.
Consejos para consumirlos
Para consumir frutos del mar con seguridad es importante ir a los mercados de peces y en supermercados que los mantienen cubiertos y envueltos con hielo, protegidos del sol y los insectos; en el caso de lagostas por ejemplo deben ser mantenidas en tanques con agua corriente aireada.
- Es obligatorio el uso de guantes descartables por el vendedor que manosea el alimento.
- Para productos congelados, se debe observar la fecha de fabricación, validez e identificación del proveedor, así como la temperatura ideal para su conservación; los frutos del mar son frescos cuando presentan con su aroma a agua salada, y nunca de yodo o alguna solución salina.
- Si se comprar mejillones y ostras, se debe verificar si las conchas están cerradas porque una concha abierta indica que el crustáceo está muerto y por lo tanto no es seguro comerlo; si al hervir o cocinar moluscos no se debe consumir los que no se abren cuando finaliza la cocción.
- Cuando son comprados frescos por cobertura de pedazos de hielo pueden estar guardados por varias horas, pero lo ideal es los consumirlos el mismo día en que fueron adquiridos; cuando se compran congelados, el plazo de validez no puede pasar de 3 meses (verificar la fecha de validez en el envase).
El problema de consumir frutos del mar en locales cercanos a la playa es que no siempre el alimento está fresco o conservado de la forma adecuada con poca higiene y manipulación correcta durante la preparación; las consecuencias pueden centrarse desde una simple diarrea, una gastroenteritis, o hasta una enfermedad más grave como la hepatitis.
Un marisco u ostra por ejemplo, son capaces de filtrar muchos litros de agua del mar por día lo que puede determinar una gran concentración de bacterias (patógenas o no), metales pesados y substancias nocivas capaces de contaminar el consumidor; además existe un tipo de intoxicación causada por una toxina que viene de un pláncton que sirve de alimento para los frutos del mar y como esas toxinas no son destruidas durante el proceso de cocción, lo mejor a hacer es comprarlos de sitios confiables que son aprovisionados por barcos pesqueros que capturan esos moluscos y crustáceos en mar abierto y distante de la costa donde la polución no llega.
Muchas personas también son alérgicas a los frutos del mar; los síntomas acostumbran manifestarse cerca de 2 horas después de la ingesta de los mismos y pueden variar de una simple congestión nasal hasta reacciones que pueden poner en riesgo de vida; los síntomas generalmente son adormecimento de los labios, la falta de coordinación motora, habla confusa y desorganizada o hasta cuadros más graves que pueden generar convulsiones o hasta la muerte en casos muy extremos.