Hablando de Vigorexia

Publicado el 27 febrero, 2012 | Research

Un trastorno emocional que puede llegar a alterar la vida y poner en riesgo la salud del practicante de musculación

La adicción o dependencia al ejercicio también llamada de vigorexia es un trastorno en el cual las personas realizan prácticas deportivas de forma contínua con una valorización prácticamente religiosa o de fanatismo hasta tal punto de exigir constantemente al cuerpo sin importar las eventuales consecuencias que desde los instructores hasta los médicos advierten.

 
Es bastante curioso observar como los comportamientos mentales evolucionan y se transforman a lo largo del tiempo o entre las diversas culturas mostrándose sensibles a los cambios socioculturales; así se observa que la prevalencia de las enfermedades mentales está absolutamente asociada a una época determinada y determinados valores culturales.

La vigorexia nació en el seno de una sociedad consumista, competitiva, frívola hasta cierto punto y donde el culto a la imagen acaba adquiriendo prácticamente la categoría de religión; en general este tipo de trastornos relacionado al entrenamiento o a la dieta ejemplifican la influencia sociocultural en la incidencia de algunas desviaciones emocionales.

Con toda certeza, la vigorexia es uno de las más recientes trastornos emocionales estimulados por la cultura que aún catalogada como enfermedad específica por los manuales de clasificación siendo más común entre los hombres que se caracterizan por una preocupación excesiva en ser los más fuertes y gigantes a cualquier coste.

  • A pesar de que los portadores de vigorexia sean bastante musculosos pasan horas en los gimnasios entrenando y aún así se consideran débiles, delgados y hasta esqueléticos.
  • Una de las observaciones psicológicas sobre este tipo de personas es que tienen vergüuenza del propio cuerpo recurriendo así a los ejercicios excesivos y a la fórmulas mágicas como sustancias no naturales para acelerar el fortalecimiento inclusive dejando de lado las bondades naturales de la suplementación.

Las investigaciones sobre dependencia (o adicción) se tratan a través de la psiquiatría, la psicología experimental y de la neurobiología en el sentido de identificar elementos emocionales y biológicos que contribuyen a alterar el equilibrio del placer (homeostasia hedonista) llevando así a la adicción.

El término vigorexia o síndrome de Adonis fue desde el inicio denominado así por el psiquiatra americano Harrisom G. Pope, de la Facultad de Medicina de Harvard cuyos estudios fueron publicados en la revista Psychosomatic Medicine con la observación de que un 10% a 15% de los adeptos a la musculación pueden estar influenciados por esta patología emocional; los dos trastornos tanto la anorexia y la vigorexia fueron consideradas por Pope como enfermedades conectadas a la pérdida de control de impulsos narcisistas, una frase complicada en recordar pero que se resumen en un trastorno que incluye a todo el organismo y hasta la belleza corporal impactando negativamente en la salud y en la forma física del practicante de musculación.

Como se somatiza este trastorno

Lo habitual y deseable para el ser humano moderno es estar moderadamente preocupado con su cuerpo sin que esta preocupación se convierta en una obseción; lo interesante dentro de cada uno es estar satisfecho consigo mismo y aceptarse físicamente tanto dentro de un programa de entrenamiento o un estilo de vida recordando que para desarrollar ese físico fenomenal que todos buscan al momento de trabajar con las pesas se debe incluir prioritariamente algunas cosas esenciales como la dieta, el entrenamiento, la recuperación y un estilo de vida sin mucho estrés psicológico tanto en el trabajo como en la vida social.

Pero aquí estamos tratanto algunos complejos que los individuos tienen generando inseguridad social o timidez que es la actitud más habitual por ello surge la obseción por la belleza física que viene acompañada de procesos depresivos, fobias, ansiedad severa, actitudes compulsivas o repetitivas como mirarse permanentemente al espejo y que por consecuencia conducen a la vigorexia.

  • No se trata simplemente de hacer ejercicios con intensidad para recibir el diagnóstico de vigorexia ya que si un plan de entrenamiento está orientado con indicación médica o terapéutica, recreativos y/o de acondicionamiento esto es bienvenido dentro del ambiente deportivo incluyendo al culturismo.
  • El problema está en que las peronas entrenan más de la cuenta no solo para sentirse bien sino porque creen que rompiendo los esquemas citados por los profesionales se podría llegar a la perfección corporal en menos tiempo o con mayores resultados a los descriptos en las plantillas de dieta, entrenamiento y recuperación estipuladas previamente perdiendo la noción de su propio yo interior sin llegar nunca a la satisfacción personal.

Es difícil establecer límites entre un ejercicio saludable y un ejercicio obsesivo pero es bueno recordar que los vigoréxicos además de entrenar sin parar comen de forma atípica y exagerada llegandose inclusive a pesarse varias veces por día y realizando comparaciones frecuentes con otros compañeros del gimnasio transformando el proceso de obsesivo a compulsivo de tal forma que se sienten fracasados abandonando las actividades sociales o laborales y aislándose del mundo en los gimnasios día y noche.

La Personalidad de la Vigorexia

Podemos encontrar entre portadores de vigorexia personas que sólo buscan la figura perfecta influenciadas por los modelos culturales actuales, o deportistas que quieren obsesivamente llegar a ser los mejores exigiendo insensatamente a su organismo hasta que su meta ser alcanzada pero recientemente hemos visto también entre los vigoréxicos a personas portadoras de personalidad introvertida cuya timidez o retraimento social favorecen una búsqueda del cuerpo perfecto como compensación a los sentimientos de inferioridad.

Estas personas poseen algunos trazos característicos de personalidad porque acostumbran tener baja autoestima y muchas dificultades para integrarse socialmente, llegan a ser introvertidas y pueden con frecuencia, rechazar o aceptar con sufrimiento la propia imagen corporal; en algunos casos la obsesión con el propio cuerpo se parece mucho con el mismo fenómeno observado en la anorexia nerviosa.

El culturismo es uno de los deportes que más comumente se relaciona con este tipo de trastorno pero eso no significa que todos culturistas tengan vigorexia ya que en cierto grado el lìmite lo pone uno mismo; por ello venimos recalcando casi en todos los artículos relacionados al entrenamiento, la salud ante todo y para ello tanto el estilo de vida como la suplementación que complementa a una dieta sana y responsable hace que nuestros cuerpos empiecen a reaccionar positivamente ante el entrenamiento alcanzando metas físicas y emocionales con la mente sana dentro de un cuerpo descomunal.

Consecuencias de la Vigorexia

Una de las consecuencias de la vigorexia respecto al exceso de entrenamiento y a las reacciones corporales que avisan que algo está errado son las reacciones semejantes al estrés tales como el insomnio, la falta de apetito, la irritabilidad, el desinterés sexual, la debilidad, la fatiga constante, o la dificultad de concentración; emocionalmente el practicante de musculación se siente fracasado y abandona también las actividades sociales o laborales destruyendo así su vida paso a paso.

Además de la obsesión por el cuerpo perfecto también produce un importante cambio en los hábitos y actitudes principalmente en la cuestión alimenticia; hasta la mínima caloría ingerida es contabilizada y medida con máxima atención pues la belleza corporal dependerá de esto según los que sufren el trastorno; este desequilibrio alimenticio acaba por sobrecaregar el hígado u otros órganos y hasta hormonas del cuerpo obligándolos a desempeñar un trabajo extra y anormal.

La vigorexia causa problemas físicos y estéticos como por ejemplo la desproporción displásica también entre el cuerpo y cabeza con problemas óseos y articulares debido al peso excesivo, falta de agilidad y acortamiento de músculos y tendones.

La situación se agrava cuando surge el consumo de sustancias no naturales con el fin de conseguir «mejores resultados»; el consumo de este tipo de productos sintéticos aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, lesiones hepáticas, disfunciones sexuales, disminución del tamaño de los testículos y mayor propensión al cáncer de la próstata.

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