El cerebro activa mecanismos de satisfacción aún sin reconocer el sabor
Como el valor nutritivo o calórico de los alimentos modifican la recompensa que es percibida en el sistema nervioso central
Una investigación de la Fundación Champalimaud publicó un estudio en la revista Frontiers in Systems Neuroscience concluyendo que hay una zona del cerebro llamada ínsula que recibe información sensorial de las vísceras; en otras palabras, activa los mecanismos de satisfacción aunque no sea posible identificar el sabor de los alimentos.
Los investigadores publicaron el estudio “The insular cortex controls food preferences independently of taste receptor signaling” (la ínsula controla las preferencias alimenticias independientemente de la recepción del sabor) después de trabajar con roedores de forma escalonada en donde se registró la actividad neuronal mientras los animales modificados genéticamente consumían sacarosa.
- En los ensayos se observó la actividad de las neuronas de esta zona mediante el consumo de sacarosa.
- En otros animales se produjeron micro-lesiones para verificar como el comportamiento del animal estaba modificado
- La conclusión fue que el comportamiento de las neuronas de la ínsula estaba modificada en los animales que aprenden a preferir la sacarosa a pesar de no sentir su sabor.
- Por otro lado cuando eran introducidas las micro-lesiones en esa zona, los animales dejaban de aprender a gustar de la sacarosa sólo por su valor calórico.
Se afirma que aunque no tenga una aplicación directa a seres humanos, el estudio permite percibir de que forma el valor nutritivo o el valor calórico de los alimentos modifica la recompensa que es percibida en el sistema nervioso central; de hecho, la satisfacción o recompensa alimenticia es un componente importante de aquello que lleva al hombre a comer o dejar de comer.