Los ejercicios breves reducen el impacto del estrés en el envejecimiento celular
Tomarse el tiempo para reducir la vida sedentaria no debe ser una opción, sino una forma de vida
Los ejercicios pueden amortiguar los efectos del estrés inducido a la edad de las células, de acuerdo a nuevos estudios de la Universidad de San Francisco que revelan beneficios actuales de la actividad física el nivel celular. Los científicos aprendieron que las actividades físicas vigorosas que son breves como de 40 minutos sobre un periodo de 3 días, similar a los niveles recomendados, pueden proteger a los individuos de los efectos del éstres, reduciendo sus impactos en lo largo del telómero. Los telómeros son pequeñas piezas de ADN que promueven la estabilidad genética y actúa como una membrana protectora manteniendo los cromosomas para que no se desenreden, como puntas de plásticos al final de un cordón.
Las investigaciones y descubrimientos
Un estudio en cuerpos en crecimiento sugiere que los telómeros cortos entan ligados a un rango de problemas de salud, incluyendo las enfermedades coronarias del corazón. “A lo largo del telómero hay un marcador biológico del desgaste y rupturas acumuladas de la vida, integrándose las influencias genéticas, el comportamiento en el estudio de vida, y el estrés,” citó Elissa Epel, PhD, quien es una de las investigadoras principales y una profesora asociada en la Departamento de Psiquiatría de la Universidad. “Inclusive una cantidad moderada de ejercicio provee una cantidad crucial de protección para los telómeros.”
Los descubrimientos sobre investigaciones previas documentan que el estrés psicológico crónico cobra una importante cuota al cuerpo humano impactando el largor de los telómeros en las células inmunes. Mientras que el mecanismo exacto ha permanecido desierto, un estudio guiado por la misma Universidad en el 2004 encontró que las ramificaciones del estrés se estiran en forma profunda dentro de nuestras células, afectando a los telómeros, los cuales se cree juegan un papel clave en el envejecimiento celular, y posiblemente en el desarrollo de enfermedades.
Los descubrimientos basados en estudios previos mostraron que el ejercicio está ligado a telómeros más largos, pero este es el primer estudio que muestra que el ejercicio actúa como un “amortiguador del estrés” pudiendo prevenir el acortamiento de los telómeros debido al estrés.
Los estudios en telómeros, y la enzima que los hace, fueron hechos por primera vez por americanos, incluyendo la bióloga molecular de la UCSF Elizabeth Blackburn, PhD, quien co-descubrió la enzima telomerasa en 1985. Los científicos recibieron el Premio Nobel en Fisiología o Medicina en 2009.
“Estamos en la punta del iceberg en nuestro entendimiento de que factores del estilo de vida afectan el mantenimiento del telómero, y cómo”, apunta Blackburn.
El nuevo estudio, en el cual Blackburn es co-autora, fue publicados en mayo del 2010. En el estudio, 62 mujeres post-menopáusicas; muchas de ellas fueron vinculadas por tener esposos o padres con problemas mentales, reportaron al final de cada día, durante más de tres días el número de minutos de actividad física vigorosa en las cuales participaron.
La actividad vigorosa en los estudios fue definida como “ritmo cardiaco incrementado y/o sudor”. También reportaron separadamente su percepción del estrés en la vida que ellas habían experimentado durante el primer mes. Sus células inmunes de la sangre fueron examinadas por el largor de los telómeros.
Los resultados apoyan los descubrimientos de la UCSF de seis años atrás en mujeres pre-menopáusicas en donde el estrés psicológico tiene un efecto de detrimento en la longevidad de las células inmunes, así como refiere a telómeros más cortos. El nuevo estudio mostró, sin embargo, que cuando los participantes fueron divididos en grupos; un grupo inactivo, y un grupo activo (esto significa ellas alcanzaron las recomendaciones de 75 minutos de actividad física semanal) resultó en que solo grupo inactivo de alto estrés tenía más corto los telómeros. El grupo activo de alto estrés no presentó los telómeros más cortos. En otras palabras, el estrés pronosticado acortó los telómeros en el grupo sedentario, pero no el grupo activo.