El corazón periférico
Un mecanismo importante que envuelve la circulación de sangre y la acción contractil de los músculos
Uno de los fenómenos fisiológicos más admirables es la circulación de la sangre por el cuerpo humano durante el entrenamiento; durante lo reposo el corazón bombea por minuto un volumen en torno a 5 litros de sangre que son distribuidos a través de todo el sistema circulatorio del cuerpo y cuando hacemos un ejercicio físico intenso este volumen aumenta hasta 30 litros por minuto en los individuos entrenados llegando a alcanzar más de 40 litros por minuto en atletas de fuerza que trabajan duro.
Esa adaptación de fundamental importancia durante el ejercicio es el resultado de la enorme capacidad de nuestro corazón de aumentar su función de bombeo y así llevar oxígeno y nutrientes para nuestros músculos durante el esfuerzo físico; sin embargo no sería realizada con tanta eficiencia si no existiera una serie de mecanismos auxiliares para principalmente promover el retorno de la sangre de vuelta al corazón y así cerrar el ciclo de la circulación.
Ese retorno de la sangre es el resultado principalmente de un perfecto sistema de bombeo que cuenta con la participación de dos componentes; las válvulas de las venas que impiden el reflujo de la sangre en el sentido contrario y la acción de los músculos masajeando la pared de las venas.
Este masaje funciona como una verdadera bomba propulsora siendo el principal componente de ese sistema; en términos más simples, podemos decir que el corazón manda sangre a los músculos y estos lo hacen retornar para el corazón y la acción contráctil de los músculos, fundamentalmente de los grupos musculares de los miembros inferiores es tan importante que su papel ya fue llamado por algunos fisiólogos el «corazón periférico”.
Ese componente asimila una gran mejoría a consecuencia del ejercicio físico regular ya que cuando realizamos actividades que promueven un entrenamiento de los músculos de los miembros inferiores como caminar, pedalear, nadar, etc… estamos no solo beneficiando nuestro corazón central, sino también acondicionando nuestro corazón periférico.
La mejora de la masa muscular, además de beneficiar la función cardiaca previene problemas como varices, hinchazón de los pies u otros, y se hace particularmente importante para actividades profesionales que exigen que el individuo permanezca por largos periodos parado; ese corazón periférico por lo tanto cumple una función que merece siendo tan noble y romántico como el trabajo de los músculos del corazón que nos proporciona la vida.